"Ahora (el futuro) está en los candidatos", dijo ayer Carlos Reutemann al contestar a la pregunta sobre si se modificaría la lista de postulantes a diputado nacional para octubre. "No lo sé, es una cuestión del partido", se lavó las manos después. En buen romance, no definió como inamovible la nómina. El dato no pasó inadvertido en el universo del peronismo en el que todavía están abiertas las heridas que dejó el andamiaje electoral con el que el reutemismo logró esquivar las elecciones internas del 3 de junio pasado. Un andamiaje que entonces se justificó en la necesidad de potenciar la inclusión del nombre del gobernador como principal atractivo de la oferta partidaria y a, fuerza de ello, motor de tracción de votos. Pero Reutemann ya no figura en las listas peronistas. Es decir que desapareció la principal razón por la que se habían armado las grillas tal como hasta ahora se las conoce. Sin esa necesidad el interrogante respecto de los demás nombres que estaban, supuestamente, atados a los del gobernador -a punto tal de que todos debían ser identificables plenamente con su liderazgo pero ninguno debía poseer suficiente entidad o independencia como para opacar el nombre del simple suplente- fue inmediato. A partir de ayer la modificación de la lista aparece como posible. No sólo porque cobró fuerza, aunque silenciosamente, en no pocos peronistas la idea de una distribución más equitativa y conforme otros parámetros, sino porque la declinación del Lole, que crea una situación inédita, hará que se deba alterar la nómina de senadores. Cambiar a la vez la de candidatos a diputado insumiría el mismo trámite que, ayer estaba en estudio, sería materia de decisión de la convención partidaria y luego de una presentación ante la Justicia electoral. Ahora bien, conforme se habían planteado las necesidades partidarias cuando se armaron las listas que encabeza Julio Gutiérrez, seguido de Irma Foressi, Carlos Funes y Angel Baltuzzi, éstas empezaban y terminaban en Reutemann. Los peronistas tenían que ganar los comicios de octubre si querían mantener incólume las aspiraciones presidencialistas del gobernador y para ello era necesario jugar su nombre a fin de que arrimara los votos necesarios. Ayer el propio Reutemann, contrariando lo que dijo muchas veces, negó que el resultado de octubre tenga una directa relación con las presidenciales del 2003. "No es crucial", afirmó. J.S.M.
| |