Pocos crímenes en la historia británica causaron tanta repulsión como el asesinato de Bulger. Venables y Thompson, los acusados de asesinato más jóvenes de la historia de la Justicia británica, admitieron en 1993 que secuestraron a James en el centro comercial The Strand, en Liverpool, al norte de Inglaterra cuando su madre lo dejó solo por un momento. Tras caminar unos cuatro kilómetros por la ciudad, lograron ingresar con la víctima a un recinto del ferrocarril, donde le lanzaron pintura a los ojos con un spray. "Luego comenzamos a tirarle piedras", dijo uno de los niños en su declaración. "Se caía, pero una y otra vez se levantaba. Finalmente acabamos con él con una barra de hierro". Acostaron el cuerpo sobre las vías del tren y le cubrieron el rostro con piedras. El siguiente tren arrolló al pequeño. Hasta el momento nunca se aclaró qué los motivo a cometer este asesinato. El juez lo atribuyó a videos de terror. Tres semanas antes del asesinato, el padre de Venables había alquilado la película "Child's Play 3", en la que un muñeco con vida es secuestrado y dos niños le lanzan pintura a la cara y dejan que un tren lo aplaste.
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