Año CXXXIV
 Nº 49.153
Rosario,
miércoles  20 de
junio de 2001
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Murió Celia, la mamá de María Celeste

Jorge Salum

Era bajita, hablaba con una suavidad que conmovía y tenía los ojos siempre vidriosos. No la detenían el frío ni el calor, el rechazo ni la indiferencia, el desánimo ni la injusticia. Es probable que para algunos fuera simplemente una mujer terca, una más entre tantas voces anónimas que de tanto en tanto consiguen un espacio en la tele o en los diarios para reclamar por algo que considera justo. Para otros, para muchos, para casi todos los que la conocían, en realidad, era un ejemplo de dignidad, una madre que no se olvidaba de su hija y una víctima que se resistía a dejar impune un doble homicidio.
Todos los meses iba y se paraba frente a los tribunales para reclamar justicia. A veces iba sola, otras veces la acompañaban otras madres y otros padres como ella. Ella era la única que no fallaba. Nunca. Por ninguna causa.
A veces se sentía sola, demasiado sola. Pero no paraba. Había aprendido los nombres de casi todos los periodistas de Rosario. Se había hecho amigo de muchos de ellos. Conocía sus teléfonos. Los llamaba. Les contaba cosas y les preguntaba qué sabían sobre Sebastián Pira. Pero rara vez pedía algo. Lo único que quería era que no la dejaran sola, que su caso no quedara en el olvido como tantos otros, que la gente siguiera recordando.
Tenía algo que le daba fuerzas aun cuando parecía que ya no había reservas. Tenía memoria. Tenía los recuerdos de María Celeste, la hija que perdió una madrugada de marzo de 1997 porque un conductor homicida aceleró hasta perder la conciencia y segó dos vidas en un sólo instante.
Celia Quiroga era una mujer buena, pero desde hace cuatro años también era una mujer triste que, como dijo Suriani en su programa de radio, peleaba por la vida a partir de la muerte. Ella sabía que ya no recuperaría a su hija, pero intuía que si conseguía que castigaran al culpable de su muerte tal vez podría pasar una vejez más digna.
No llegó a tiempo para verlo. Murió ayer, justo cuando se supo que Sebastián Pira será extraditado para ser juzgado por la muerte de Daniela Caruso. Aunque ella también también deja un gran vacío, al menos quedará en la memoria de quienes la vieron pelear todos los días contra el olvido, la impunidad y la indiferencia.



Celia Quiroga luchó sin descanso.
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