La crisis que vive Aerolíneas Argentinas tiene su correlato en Rosario, donde treinta y cuatro familias viven de cerca un conflicto que se inició hace unos diez años, cuando en la terminal aérea de Fisherton se desempeñaban unos 75 trabajadores que revistaban en la aerolínea de bandera y en Austral Líneas Aéreas, y salían más de 18 vuelos diarios a distintos puntos del país. Güilfredo Lastra, delegado de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) -que a nivel nacional encabeza Ariel Basteiro- dijo ayer a La Capital que la convocatoria de acreedores anunciada por la Sepi trae alivio porque "aleja el fantasma de la quiebra, pero mantenemos el alerta porque nuestra prioridad es el mantenimiento de las fuentes laborales y la regularidad de los servicios de la línea".
"En Rosario son diez los compañeros (afiliados a APA) que trabajan en tareas de mantenimiento de las naves en plataforma, cinco atienden el tráfico en el aeropuerto y el resto se desempeña en tareas administrativas en la agencia de calle Santa Fe 1414", precisó el delegado.
Lastra trabaja en Aerolíneas desde hace 24 años. Recuerda que hace quince la empresa tenía unos 18 vuelos diarios con destinos a Córdoba, Tucumán, Salta y Comodoro Rivadavia, que salían "a full". En aquella época Aerolíneas Argentinas figuraba como la tercera empresa en importancia internacional.
En la actualidad y a raíz del conflicto, hay cinco vuelos diarios desde Fisherton, todos a Buenos Aires.
La crisis trajo aparejada la baja de las demandas y "en estos momentos sólo se utiliza un 30 por ciento de la capacidad operativa. Además, se trabaja con aviones chicos ya que desde hace dos meses se levantó el vuelo de un Boeing 737" que cumplía el servicio de las 8.30, señaló Lastra.
Los sueldos promedio de los empleados de Aerolíneas en Rosario son de 600 pesos, en tanto que los jerárquicos llegan a los 1.200 pesos. El régimen laboral es de dos francos semanales y se trabaja en turnos de seis horas diarias. Desde la privatización, los ingresos de personal a la empresa sólo se han dado por contratos. El delegado de Apta indicó que en la actualidad la compañía sólo abonó en mayo 150 pesos.
Lastra indicó que también se temen despidos encubiertos a partir del levantamiento de escalas. "La convocatoria de acreedores debe mantenernos en alerta -dijo- porque deja sin efecto los convenios colectivos, de todas formas la negociación queda abierta y no cederemos perder puestos de trabajo", afirmó.
En ese marco, destacó la actitud comprensiva de los pasajeros y la solidaridad de los gremios, especialmente los agrupados en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y también de las otras dos centrales obreras.
Hubo 18 vuelos por día
El aeropuerto de Fisherton llegó a tener 18 frecuencias diarias con distintos puntos del país y contaba entre los más importantes a Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Salta, Iguazú en el norte, y llegada a Comodoro Rivadavia, Esquel, Trelew y Neuquén en el sur. Después de la "trasnacionalización", como llaman los empleados de Aerolíneas a la privatización, comenzaron a recortarse esos destinos. Algunos servicios, los más rentables, fueron dados en concesión a otras empresas, en otros sencillamente dejaron de prestarse.
Lastra recordó que desde los niveles gerenciales "en esa época se bajaba el argumento de que con una compañía más chica que atendiese a mayor cantidad de pasajeros, luego de incrementarían los puestos de trabajo. Años después la realidad mostró que siempre la intención fue achicarla a la compañía, porque se vendieron los aviones y equipos propios".