"El éxito de una Nación yace en el éxito de sus empresas". Con esta frase, Michael Porter, gurú, laureado economista y profesor de Harvard, define cuál es la piedra basal para el crecimiento económico: lo micro. Para alcanzarlo, estableció una serie de propuestas que conjugan las acciones políticas con el mejoramiento de la competitividad del propio sector privado. Como mejor ejemplo a seguir colocó en el podio la creación de "clusters".
En una video conferencia que se transmitió en la sede de la Universidad Austral, Porter indicó que el principal escollo que debe afrontar la Argentina es la falta de confianza. Hay que modificar la mentalidad acerca de la competitividad y cuál es su causa. Así como que comprender que la política macroeconómica no crea competitividad, aunque sí es una oportunidad para ser competitivos. Mientras tanto, hasta que el país no se meta en lo microeconómico habrá decepciones continuas.
Considera que aumentar la tasa de productividad no es sólo producir más eficientemente, sino también mejorar el valor del producto: la calidad, la experiencia, la innovación. Hay que generar nuevos productos y nuevos servicios, si no, no servirá. No importa en qué sino cómo se hace.
Frente a esto puso como ejemplo a países que han logrado ser competitivos, no particularmente en tecnologías. Muebles, textiles o calzado: productos con estilo, con muy buen diseño, buenas marcas, buenos canales de distribución, salarios altos. O sea, los productos, los servicios, las maquinarias que apoyan los componentes, son los procesos de competitividad a mejorar.
¿Qué es lo productivo? En este lugar colocó a cuatro elementos fundamentales de productividad en una Nación: un input de alta calidad, base científica, técnica buena e infraestructura física acorde; tener mucha competencia interna; tener clientes demandantes, exigentes, que empujen a producir productos de alta calidad y de bajo costo.
Es entonces, aquí, donde Porter resalta la necesidad de los clusters, y ejemplos para basar su teoría no faltan: los vinos de California o el alcanzado por Costa Rica que se tradujo en el desembarco de una planta de Intel.
¿Cómo puede haber ganado Costa Rica? Una de las razones críticas es que ya tenían el comienzo del cluster Intel: tenían compañías electrónicas, institutos de investigación, una fuerte tradición en el uso de computadoras y alfabetización en el sistema educacional. Con el llegada de la gigante mundial en la fabricación de chips también lo hicieron varios proveedores. Por esta razón, Porter considera que la Argentina tiene que saber que no se podrá competir en todo, en todas las industrias, tiene que encontrar aquellas áreas de la economía tiene algún cimiento, algunas base crítica, luego se tiene que armar la construcción necesaria: los proveedores de servicios, los programas de entrenamiento de habilidades, los esfuerzos de investigación, las organizaciones estándares.
Esto genera un medio donde las empresas pueden aumentar la productividad y atraer firmas de todo el mundo, que quieren estar involucradas en su país este campo particular. Es un proceso de desarrollo económico, no se puede crecer simplemente tratando de ser competitivo en todo.
Pero los gobiernos también tienen un rol: alcanzar un medio estable y predecible, mejorar la calidad y eficiencia de los inputs, de la infraestructura y las instituciones principales, de la base científica, del sistema universitario. Sin estos factores no se puede competir. Además tener una política activa para favorecer los clusters. Según los números que baraja indican un desarrollo muy regresivo para el desarrollo de los clusters y es el próximo estadio para el desarrollo económico.
La iniciativa está del lado de las empresas. Para Porter, mientras las compañías argentinas están esperando que el gobierno haga las cosas entonces el proceso va a ser muy lento. En cuanto tomen la iniciativa, sus clusters, sus escuelas de negocios, se va a hacer más rápido el cambio global.
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La Ciudad
