Después de casi una década de militar en las filas independientes, el año pasado Catupecu Machu traspasó la barrera de los prejuicios y los miedos al firmar contrato con una multinacional. Lo que años atrás era considerado una concesión, el trío de Villa Luro supo capitalizarlo como un triunfo. "Ahora grabamos para una multinacional pero seguimos trabajando de la misma manera que antes -explicó Fernando Ruiz Díaz-. Hacemos la producción, decidimos cómo y dónde grabar el compacto, y también elegimos el arte de tapa". Según el cantante, "la compañía sólo se encarga de vender y difundir el álbum", mientras que "los cortes de difusión se eligen de común acuerdo". Los integrantes de Catupecu nunca creyeron en la política de "llevar demos", y recién firmaron un contrato con una multinacional cuando sintieron que estaban en mejores condiciones de negociar. "Antes nos proponían entregar 30 temas y ellos decidían los 10 que iban al disco, o nos decían quién tenía que ser el productor o dónde había que meter unos caños -recordó Fernando-. Ese sistema funciona así porque algunos, en busca de fama, dinero y mujeres firman cualquier cosa", aseguró. Mientras cientos de bandas persiguen un contrato con una discográfica, Catupecu Machu es una de las pocas que pudo lograrlo. "Creo que lo que les interesa a las compañías es lo heterogéneo de nuestro público -apuntó el líder del grupo-. Catupecu no es para una tribu. Por eso en los shows conviven chicas con tacos y chicas con remeras anchas de rock, y pibes que escuchan rock and roll y otros que escuchan música electrónica".
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