Carolina Taffoni
Ahora parece que Catupecu Machu está sonando en todos lados: en la tele, en las radios y en los walkman de los rockeros, los punkies, los metaleros y los fashion. El trío de Villa Luro integrado por Fernando Ruiz Díaz (guitarra y voz), Gabriel Ruiz Díaz (bajo) y Miguel Sosa (batería) ascendió a la primera división del rock con su tercer disco, "Cuentos decapitados", el álbum que esta noche, a las 22, presentará en el CEC, Sargento Cabral y el río. El grupo local Degrade actuará como soporte. Catupecu Machu se convirtió en una de las bandas más singulares del rock nacional por sus explosivos shows en vivo y porque nunca pudo ser encasillada en ninguna corriente. Después de editar dos discos en forma independiente, "Dale" (1997) y "A morir!" (1998), el año pasado la banda logró firmar contrato con una multinacional y así llegó al exitoso "Cuentos decapitados", que consiguió trepar los rankings con el hit "Y lo que quiero es que pises sin el suelo" y ahora sigue subiendo con el contagioso "Eso vive". El cantante Fernando Ruiz Díaz habló con Escenario sobre el extraño nuevo corte del disco, reflexionó sobre la llegada de la fama y aseguró que el grupo fue creciendo de a poco. "No somos una bomba que explotó de golpe como muchos creen", dijo. -¿Por qué eligieron "Eso vive" como tercer corte? -A nosotros nos gustan todas las canciones del disco, pero "Eso vive" es un tipo de tema de Catupecu que nunca había sonado, un tema bailable, que habla de toda la cultura que gira alrededor de la disco. Nosotros compartimos el rock con esa cultura de los DJ y de bailar música electrónica. -¿Te parece que el tema ayuda a cortar con los prejuicios que hay entre el rock y la música que hacen los DJ? -No hicimos el tema para abrir esa polémica. A mí me gusta ver un poco más allá, para mí la música es música siempre. Nosotros, desde que empezamos, hicimos shows reenérgicos, y a la vez siempre nos gustó ir a bailar. El tema no hace más que reflejar eso. Yo creo que la energía punk que puede tener una banda de rock, de salir y romper todo, es exactamente la misma que podés tener cuando estás transpirando en una pista de baile. -También hay que tener en cuenta que hay DJ y DJ... -Claro. A nosotros no nos gusta DJ Deró, por ejemplo, eso nos parece grasa y comercial. No es lo mismo DJ Deró que Fatboy Slim o los Chemical Brothers. A nosotros nos gusta mucho lo que hace Javier Zucker. "Eso vive" está inspirado en él. El es un DJ rockero, incluso compartió escenario con Divididos. También nos gusta Diego Ro-K. Con él incluso hicimos unos remixes de ese tema, que estamos negociando para que sean editados. -¿No tienen miedo de que los acusen de comerciales por editar ese material? -No, ni siquiera todas las versiones son bailables. Hay una bien industrial y otra medio acústica, más atorrante. No está hecho para vender. Es más bien experimental. -Con el éxito de "Cuentos decapitados", ¿cambiaron los shows de Catupecu? -Todos me dicen que los shows de Catupecu están cada vez más emocionantes. Yo creo que eso es real porque cuando estaba terminando el show en El Teatro, en Buenos Aires, ante tres mil personas, exploté y me puse a llorar. Se me hicieron muchos nudos en la garganta. La de El Teatro fue una experiencia terrible, fue el show más grande que dimos hasta ahora, a pesar de que tocamos como teloneros de Metallica frente a 25 mil personas. Ahí vimos mucha gente que nos sigue desde siempre y también mucho público nuevo. Fue alucinante. Ahora sentimos que estamos tocando mucho mejor y que no tenemos límites. A las dos semanas del recital en El Teatro dimos un show cuadrofónico en el Roxy que fue un éxito. Ahora lo vamos a repetir dos veces. -¿Cuánto creció el público del grupo? -Con las presentaciones de los discos anteriores hacíamos fechas para unas mil personas. Ahora tenemos el doble. Nosotros además tocamos muy seguido, no es que hacemos un show grande y nos quedamos en el molde. Como está la situación económica, para nosotros es un gran esfuerzo ir a tocar al interior, pero vamos igual. Estamos ansiosos por llegar a Rosario. El público de allá es muy copado, es similar al de Buenos Aires. -El éxito en los rankings, ¿se refleja en las ventas del disco? -Sí, a pesar de que estamos pasando por un momento complicadísimo de la industria discográfica, y de que todas las ramas del arte están en crisis, alcanzamos a vender entre 17 y 18 mil copias. -¿Se consideran unos privilegiados por triunfar en un momento de crisis? -Sí, por un lado nos sentimos unos privilegiados porque hacemos lo que nos gusta. Pero este éxito, y que vaya mucha gente a los shows, no nos toma por sorpresa, porque desde que empezamos, paulatinamente, fuimos incorporando más y más público. Nosotros nunca nos desviamos de nuestro camino, y por eso nunca nos alejamos de la gente. Catupecu no es una bomba que explotó de golpe, como muchos creen, fuimos creciendo de a poco. Nosotros llegamos a convocar a 600 personas en Cemento sin tener editado un solo disco. En la primera gira que hicimos por la costa, en el 96, juntamos a más de 200 personas por show. Entonces todos decían que Catupecu era la banda nueva que más prometía, pero para nosotros todo ese proceso era muy natural. -¿Se sienten famosos ahora? -Desde que grabamos el primer disco nos piden autógrafos o nos tocan el timbre de casa. Pero eso también fue creciendo. Ahora el éxito del disco nos superó, se extralimitó todo. A mí no me molesta que me vean como un famoso, eso es parte de la reglas del juego. Por ahí es un poco molesto que te estén todo el tiempo gritando cosas por la calle, pero la gente lo dice con cariño, y eso hay que respetarlo. Si no te gusta ser famoso tenés que dejar de tocar. Y para nosotros tocar es un placer. -¿Cuánto les costó salir del under? -En un punto hace mucho que salimos del under, y en un punto nunca estuvimos. Creo que cuando vos disfrutás mucho lo que hacés no alcanzás a ver esos límites. -¿Qué les aconsejás a las bandas nuevas? -Que no se atropellen. Estamos viviendo en una época supermediática. Cuando nosotros empezamos estaba la MTV, Muchmusic y los suplementos jóvenes de los diarios, pero la gente no estaba tan bombardeada por esos medios como ahora. Todo se manejaba a un nivel más under. Ahora una banda, apenas se forma, ya quiere sacar un disco. Para nosotros era impensable editar algo cuando nos juntamos por primera vez. Estuvimos tres o cuatro años tocando y haciendo quilombo en todos lados antes de editar. Ahora, al tener tantos medios al alcance de la mano, porque con una computadora ya grabás un compacto, todos están demasiado preocupados por tener un video en la tele y un tema en la radio, y así se pierde el camino. A mí me parece que los Totuss Toss, por ejemplo, están haciendo las cosas bien. Tocan en vivo siempre, graban un disco y además andan repartiendo volantes por ahí. Trabajan mucho por lo que quieren. Esa es la única manera de lograrlo. Si el arte no supera al artista al final no queda nada.
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