"Si hay un logro para reconocerle a los textos de Harry Potter es el de haber acercado a los chicos, desde los 8 años, a la lectura de libros. Algo que muchos de ellos no habrían logrado de otro modo, ya que no es fácil que los más pequeños queden atrapados en una obra de 250 páginas y vayan por más: el último libro supera las 600", sostiene la escritora rosarina Patricia Suárez. Para no cortar el camino que en muchos casos inició la pottermanía, la autora hizo algunas recomendaciones a los padres y docentes preocupados por que los chicos lean, si bien remarcó que en la materia "no hay recetas infalibles": * Si los adultos quieren que los chicos lean deben leer. Si padres y maestros leen hay más chance de que los niños lo hagan. * Hay que romper el prejuicio de que hay libros para grandes y para chicos. Harry Potter es un buen ejemplo de que eso se puede revertir. A los chicos les gusta leer lo que les atrae a los adultos que quieren o admiran, y si lo copian, a la vez sus mayores se puede lograr un buen intercambio. * Es bueno leerle a los chicos en voz alta a partir de los 2 años en adelante, ésto ya lo recomendó el autor francés Daniel Pennac: "El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta a los ojos que lo escuchan". * Es importante darle un espacio a los chicos para que armen su biblioteca, tanto en el aula como en su casa. Que lleven un registro de préstamos. Es difícil que un chico se haga lector si no se familiariza con los libros. * Una buena experiencia es llevarlos a las librerías a elegir sus textos. Que el único límite de selección sea el dinero, no importa tanto la calidad y el prestigio de lo que lean en un comienzo, tendrán tiempo de aprender a seleccionar. * Incentivarlos a que se intercambien textos con sus amigos es tan positivo como el contarles historias orales, inventadas y jugar con las palabras. * No es recomendable usar las obras literarias con el mero objetivo de analizar palabras. Ese tipo de trabajo didáctico mata al texto.
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