José L. Cavazza
El percusionista peruano que acompañó en sus últimas giras al mismísimo Elvis Presley no es un hombre fácil de abordar. Alex Acuña se pasea por una casa de instrumentos musicales del centro rosarino, envuelto en una camisa negra y tan grande que por poco le roza las rodillas. Elige platillos y tumbadoras para dar una clínica en la sala Lavardén, mientras se niega a posar para el fotógrafo de La Capital y continúa su marcha viboreante entre tantos instrumentos. El músico, que integró la legendaria banda de jazz rock de los 70 Weather Report y participó de la grabación de discos de Paul McCartney, U2, Ella Fitzgerald, Michael Jackson y Joni Mitchell, entre otros monstruos de la música contemporánea, muestra siempre una sonrisa congelada, aun cuando le ordena al fotógrafo que deje de gatillar su máquina. Después, en plena entrevista, el músico que reside en Miami desde hace muchos años, no abandonará su mirada mística sobre cualquier aspecto de su vida musical. Tal cual un pastor evangélico. -Cuando se revisa su historia y uno lee que tocó con Paul McCartney, Elvis, Diana Ross, Weather Report, Joni Mitchell, U2, Michael Jackson y tantos otros, cualquiera puede pensar que es algo fácil y natural llegar a tocar al lado de esas estrellas. ¿Fue así de sencillo? -Son gente como cualquiera de nosotros. No sé bien si fue algo sencillo, pero sí estoy seguro de que fue una bendición de Dios. Desde la barriga de mi madre salí tocando la batería. Yo tuve, como el actual presidente del Perú, Alejandro Toledo, una familia pobre, con once hijos, que muchas veces no supo qué era un plato de comida... Entonces, Dios me dio una virtud, una dádiva, un don, que fue el regalo de la música. Eso hizo que yo trascendiera y que muchas cosas que parecen imposible para las personas las pudiera convertir en realidad. Eso se llama bendición. Y esta es la única forma en que puedo contestar esa pregunta. También es cierto que trabajé con disciplina, perseverancia y con mucho amor, y así fue toda mi vida. -¿En qué momento de la carrera de Elvis Presley llegó? -Casi en la última etapa de su carrera, allá por el año 74 ó 75, cuando Elvis había empezado a engordar. Yo trabajaba en el hotel Hilton de Miami donde solía dar conciertos. Nunca había usado percusionista en sus shows, pero cuando me vio tocar en el hotel enseguida quiso que lo acompañara. -¿Pudo observar que Elvis tenía graves problemas de salud y de adicción? -Todos estamos enfermos, no sólo Elvis. Mientras estemos aquí en el mundo sin conocer a Dios, espiritualmente vamos a estar enfermos. Ahora bien, él tenía deficiencias físicas porque abusó de su cuerpo y porque no tenía autocontrol. Se castigó demasiado con las drogas y por eso murió a los 42 años, cuando aún era una persona joven. Yo tengo 56 y me siento joven y fuerte. -¿Usted siempre se mantuvo lejos de las drogas? -Hoy puedo decir que estoy sano, que dejé las drogas, el licor, el cigarrillo, las cosas inmorales; que le soy fiel a mi mujer, amo a mis hijos y al prójimo. Soy una persona alegre, pero directa y digo la verdad siempre porque no puedo mentir. Soy una persona que no se deja manipular. Soy un líder; a mí me gusta liderar a la gente... siempre fui así. -¿Y de su trabajo junto a Paul McCartney, qué puede contar? -Lo único que hizo Paul es mandarme los casetes y tapes con su música para que yo pudiera grabar mis partes. Existe una lista interminable de discos de otros músicos en los que yo he participado, pero en realidad con muy pocos he tocado en vivo. Eso sí, toqué en vivo con Sting, con U2 estuve una semana tocando en Los Angeles y en los estudios AyM, y también con músicos del jazz... -Con su ingreso en los 70 al jazz y, precisamente, al grupo Weather Report, junto a Jaco Pastorius y Joe Zawinul, ¿cambió su perspectiva musical? -Sinceramente, el jazz es la música que yo amo y adoro. Tiene mucho que ver con la música étnica. El jazz tiene raíz y eso se siente cuando uno lo toca. -¿Es la música donde pudo desarrollarse con mayor libertad? -Sí, porque el arte de la improvisación también es un don. Existen muchos músicos que tocan bien pero que no saben improvisar. -¿Qué recuerdos guarda de Jaco Pastorius? -Increíble, era una bella persona. Cuando él llegó a Weather Report era una persona correcta. Era muy deportista: corría, nadaba y jugaba básquet; no bebía ni tomaba drogas. Una persona totalmente sana, tanto espiritual como físicamente; también amaba a su esposa y a sus hijos. Yo conocí a Tracy, su primera esposa, y a sus hijos John y Mary. Después, la fama, el dinero y todo lo que ofrece la industria musical, terminó por matarlo. Si uno se descuida, ese mundo te tumba, y eso es lo que le pasó a Jaco. Lo tomó descuidado la fama y todo lo demás, empezó a abusar del libertinaje que existe en los Estados Unidos, sobre todo las drogas y las mujeres, y entonces terminó mal. -Una vez Joni Mitchell dijo que Pastorius era capaz de sacar un tema que no conocía mirando solamente el movimiento del pie de los músicos marcando el compás ¿es cierto? -Es posible, porque Jaco era un genio musical. Una verdadera lástima que se nos fue. Muchos genios se han ido así, tempranamente. Elvis, Charlie Parker, John Coltrane, Jimi Hendrix, Jaco y empezando por Mozart. ¿Por qué? Es y será uno de los grandes misterios de la historia musical, pero ¡qué lástima que Jaco se fue! El tenía ese don de poder discernir cualquier estilo musical y además amaba profundamente la música. Era totalmente transparente y honesto cada vez que tocaba. -¿Weather Report rompió el molde del jazz de los 70 con su jazz-rock? -El grupo llegó a ser reconocido mundialmente, sobre todo aquel que yo integré, porque Weather Report fueron muchos grupos. El nuestro fue el preferido de la gente, el de la etapa media de la historia de la banda, desde el 75 al 78. Todavía conservo amistad con Zawinul. -¿El jazz está de nuevo de moda? -Nunca se fue. Lo que pasa es que ciertas industrias, que son la gente que hace el marketing de la música, se metieron a decidir lo que la gente debía escuchar, y la hicieron con un molde del tipo McDonalds. Pero la música que tiene raíz nunca va a pasar al olvido porque tiene un piso muy cimentado y jamás las generaciones van a poder enterrarla. Pero aquellos estilos que son como los vasos plásticos se vuelven desechables. En cambio el jazz, el latino y la música étnica no morirán. Esa música improvisada nunca desapareció, incluso la música de Santana que ahora tuvo otra vez un gran salto, como que las nuevas generaciones la han empezado a conocer. -Usted participó en discos de Vilma Palma y Kerigma. ¿Cómo aparecieron en su vida esos grupos rosarinos? -No creo en las casualidades. Está todo prediseñado para encontrarse con cierta gente y envolvernos y sobre todo compartir el regalo musical que Dios nos ha dado. La sinceridad tiene mucho qué ver, y a mí si me gusta lo que un grupo está haciendo entonces sí puedo participar sin fijarme quiénes son ni cuánto son de famosos. Soy muy honesto en eso. Esto es precisamente lo que pasó con Kerigma y Vilma Palma, por eso alguna vez toqué junto a ellos. -¿Cuál es la primera enseñanza que le daría a un joven percusionista? -Que si reconoce que tiene el don, estudie con disciplina y amor el regalo que tiene entre manos, y sobre todo que persevere porque la música es un privilegio pero se tiene que cultivar. Y si uno no está constantemente encima del instrumento no va a lograr nada, porque nada se alcanza sin el trabajo. Siempre uno tiene que pasar por una batalla para llegar a la victoria, y la práctica es entonces la batalla.
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