Pequeña Orquesta Reincidentes festejó con un concierto en el colmado pub porteño La Trastienda sus primeros 10 años de vida y ratificó que su personal propuesta estética ostenta un grado de belleza y contundencia que la hace única en la escena local.
Más de 500 personas superaron con holgura la capacidad del local ubicado en el barrio de Monserrat de Buenos Aires para celebrar los exactos 10 años en que la banda entonces llamada solamente Reincidentes salió a escena en un desaparecido reducto del Pasaje Bollini.
Con la complicidad de un público que conoció la evolución del grupo y goza de este arrollador y sólido presente, Pequeña Orquesta Reincidentes mostró las distintas aristas que lo definen como una banda de excepción.
Para alcanzar su imponente desempeño, el combo suma y potencia las individualidades de Juan Pablo Fernández (voz y guitarra), Santiago Pedroncini (guitarra, mandolina y banjo), Alejo Vintrob (batería y percusiones), Rodrigo Guerra (contrabajo y voces) y Guillermo Pesoa (teclado, acordeón y voces). Y el resultado de esa suma es una increíble combinación de sonidos de todas las épocas y lugares.
Tragedias diarias y urbanas
Músicas sin tiempo ni género que suenan con puntillosa y elaborada potencia para vestir hondas tragedias diarias y urbanas, conformaron el menú que la agrupación sirvió en punto de ebullición como regalo de aniversario.
Desde las 23 y por espacio de más de dos horas, el grupo usó el tablado para reencontrarse con amigos y aliados como el fundador, bajista y cantante Fernando Marcer, los percusionistas Martín Ontiveros y Alejandro Oliva, los vocalistas Carola Besasso y el Cardenal Domínguez, el saxofonista Pablo Monteis, el armoniquista Mariano Fernández Bussy, y el bajista Tomás de Dios.
El desfile de invitados le quitó algo de clima a las oscuras y brumosas historias que el grupo pone en escena con cada canción, pero permitió apreciar el imponente grado de ensamble del quinteto con los diferentes y también inspirados laderos.
Para contar su propia historia, el conjunto guionó un repertorio conformado por temas de sus tres álbumes editados -"Nuestros años felices", de 1996; "¿Qué sois ahora?", de 1999; y "Pequeña Orquesta Reincidentes", de 2000- y algunos estrenos.
Así desfilaron, entre otros, los notables "Siempre", "Tesoro", "De mañana", "Crack", "Sticks & Stones", "El atajo", "Mi suerte" y "El gallo".
Pequeña Orquesta Reincidentes llegó a su primera década de vida en un momento de fresca madurez expresiva, en el que ni la fama ni la figuración parecen capaces de nublar un camino que hace de las trampas de la cotidiana existencia un hecho artístico que resiste el drama de estar vivos y conscientes.