Lima.- La derrota del ex mandatario peruano Alan García en las elecciones presidenciales del domingo frente al economista Alejandro Toledo será su triunfo en el mediano plazo, coincidieron los analistas. "A mediano plazo es el mejor resultado para García, pues él, sin ningún compromiso o responsabilidad política, va a tener un margen de negociación muy amplio con respecto a Toledo", expresó el analista político Eduardo Toche.
Toledo recibirá un país sumido en una recesión, con déficit fiscal y plagado de corrupción, por lo que, según analistas, deberá compartir el poder con todas las fuerzas políticas, en especial con García, cuyo partido aprista es la segunda fuerza en el Congreso. "Es el escenario ideal para García y su partido", aseguró Toche, profesor de la Universidad Mayor de San Marcos.
Con la segunda vuelta electoral, Perú espera superar una crisis política que estalló en septiembre, tras un escándalo de corrupción que provocó el final de la década de poder del ex mandatario Alberto Fujimori, quien fue destituido por presunta "incapacidad moral".
Toledo, un político centrista de 55 años defensor del libre mercado, lideraba los sondeos antes de la primera ronda del 8 de abril, pero su tendencia al alza se estancó en la semana previa a la segunda vuelta, mientras que García avanzaba vertiginosamente.
La mayoría de los analistas coincide en que García, quien vivió asilado en Colombia por casi nueve años tras ser enjuiciado bajo cargos de corrupción en su mandato (de 1985 a 1990), llegó más lejos de lo esperado.
"Es un triunfo. Su porcentaje es elevado, no se creía que llegaría tan alto", aseguró el analista, Ernesto Velit. Desde su llegada a Lima la popularidad de García subió en los sondeos desde un tres por ciento aproximadamente hasta conseguir el segundo lugar en la primera ronda de votaciones.
"Hace cuatro meses García era el paria de la política peruana. Nadie quería tomarse una foto con él, ni un político", expresó Augusto Alvarez, analista de la firma encuestadora Apoyo. "Hoy se convierte en la vedette, lidera la oposición y pasa a ser un actor central en todo este proceso", agregó.
De cara al 2006
Usando sus dotes de orador, el ex mandatario subió su popularidad con una campaña dirigida a los más jóvenes -que no recuerdan la hiperinflación de 2,2 millones por ciento que acumuló en su quinquenio- y capta a los pobres con un mensaje de respuesta a sus necesidades básicas e inmediatas.
Prometió un millón de empleos en dos años, la creación de un banco agrario, rebajar las tarifas de servicios públicos y los precios de las medicinas y controlar las empresas de empleo temporal.
Algunos analistas consideran que García no planeó ganar los comicios, sino sólo pisarle los talones al triunfador sumando un margen estrecho en la segunda ronda para convertirse en el líder de la oposición, el filtro por el que pasen las grandes decisiones nacionales, para reavivar a su partido.
"Es un gran éxito que le ha devuelto al partido aprista el rol expectante que tenía antes. Y es probable que García pueda convertirse en una figura importante para competir en las elecciones del 2006", aseguró el analista César Arias.