Año CXXXIV
 Nº 49.132
Rosario,
miércoles  30 de
mayo de 2001
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Crisis aérea. El gobierno dio por finalizadas las negociaciones en Madrid
No hubo acuerdo por Aerolíneas y la empresa quedó al borde de la quiebra
Ante las protestas, Mestre dijo que recurrirá a la fuerza para garantizar el funcionamiento de los aeropuertos

El gobierno dio ayer por finalizadas las negociaciones en Madrid con el Estado español por el futuro de Aerolíneas Argentinas, y sostuvo que la empresa "quedó al borde de la quiebra". En tanto, ante las acciones de protesta de los trabajadores de la empresa, anunció que recurrirá a la fuerza en caso de ser necesario para garantizar el funcionamiento del sistema aéreo.
La advertencia contra los trabajadores de Aerolíneas la lanzó el ministro del Interior, Ramón Mestre, cuando un grupo de empleados y pilotos de la empresa ocuparon la pista principal de Aeroparque, lo que provocó la interrupción de los vuelos, mientras que en el aeropuerto internacional de Ezeiza otros trabajadores procuraron impedir la salida de un avión de la empresa española Iberia en medio de forcejeos con personal de seguridad.
"Vamos a garantizar el funcionamiento del sistema aéreo de manera tal que las líneas comerciales puedan seguir funcionando, dada la trascendencia que tiene para el país el funcionamiento normal de las estaciones aéreas", dijo Mestre.
"Esperemos que los trabajadores comprendan que sus derechos son legítimos, pero también es legítimo el interés de quienes desean viajar", declaró.
En horas de la tarde, Héctor Sena, portavoz de la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, que condujo las negociaciones en Madrid, declaró que el gobierno argentino daba por finalizadas las negociaciones, ya que el consorcio estatal español dueño de Aerolíneas "no está dispuesto a pagar por la crisis de la compañía aérea" y agregó que Aerolíneas "queda al borde de la quiebra", mientras culpó al gremio de técnicos aeronáuticos por su intransigencia en aceptar una propuesta de los ejecutivos españoles.
El presidente Fernando de la Rúa, sin embargo, dijo confiar en una solución, aunque reconoció no tener información actualizada sobre lo ocurrido en Madrid. "No hay que ponerse en hipótesis como esas. Son palabras que no deben decirse", dijo el presidente, al referirse a una posible quiebra.
Bullrich y el titular de Infraestructura, Carlos Bastos, negociaron en Madrid con los directivos de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) de España, que tiene el 85 por ciento de las acciones de Aerolíneas. El Estado argentino conservó solamente el 5 por ciento de ese paquete accionario.
El eje del conflicto es la fuerte resistencia del sindicato de técnicos, uno de los siete gremios del personal en aceptar el acuerdo propuesto por la patronal, que establece una importante reducción de los siete mil empleados de la compañía y la modificación de sus condiciones laborales. La actitud del gremio llevó directamente a que Bullrich terminara amenazando que solicitará a la Justicia que les retire la representación sindical.
La presión de los españoles pasa justamente por la firma de la flexibilización laboral. Si todos los trabajadores aceptan, aseguran que aportarán 350 millones de dólares para equilibrar las cuentas de Aerolíneas. Pero en realidad, los gremios no creen en los dichos de los empresarios ya que prácticamente la compañía fue vaciada.

Déficit creado
Aerolíneas, que fue vendida sin deudas a Iberia, arrastra actualmente un déficit estimado en mil millones de dólares. Los administradores españoles han sido acusados de vaciar a la empresa para beneficiar a Iberia, al vender 29 de los 30 aviones con que llegó a contar Aerolíneas, deshacerse de valiosos inmuebles en el exterior y haberse apoderado de algunas rutas muy rentables.
Los líderes sindicales expresaron su temor de que Aerolíneas siga la suerte de la ex línea aérea venezolana Viasa, también adquirida por Iberia la década pasada y finalmente declarada en quiebra.
El conflicto comenzó el mes pasado cuando Aerolíneas inició el despido de personal técnico. Hubo una huelga que duró 11 días y que concluyó con la conciliación obligatoria dispuesta por el gobierno. Pero la empresa no pagó todavía los sueldos correspondientes al mes de abril, lo que provoca indignación entre su personal. Mientras que un adelanto de dinero prometido por el gobierno tampoco se llegó a efectuar, por lo que los trabajadores no tienen fecha cierta de cobra.


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