Si efectivamente existe una estructura psicosomática o si el ser humano es por definición psicosomático es materia todavía discutible. De todas maneras, se puede afirmar que un desorden psicosomático, a diferencia del hipocondríaco, revela un compromiso orgánico real en el que algunas de las funciones biológicas están alteradas por motivos psicogenéticos. Las causas de la somatización son desconocidas. Se suele presentar como un rasgo de familia. Las personas que sufren este trastorno suelen mostrar otras manifestaciones de personalidad (narcisista o dependiente). Las manifestaciones psicosomáticas se presentan en forma aguda y aislada (dolor de cabeza, urticaria) y los crónicos y generales (asma, úlcera, alergia). Las personas que suelen presentar este tipo de trastorno evidencian las siguientes características: * Alguna enfermedad orgánica real. * Dificultad para reconocer sus propios sentimientos y expresarlos. * Un yo bastante débil o frágil, con escasos recursos psíquicos. * Relación entre la aparición de la enfermedad orgánica y los conflictos, sobre todo de alto impacto emocional. * Escasa capacidad de tolerar factores estresantes. * Escasa capacidad de simbolización. Los sindromes y síntomas psicosomáticos más frecuentes son los relacionados con el aparato digestivo, el sistema respiratorio, vascular, locomotor, endócrino y cutáneo. Los síntomas más frecuentes son: dolores de cabeza, náuseas, vómitos, dolor abdominal, menstruaciones dolorosas, pérdida de conciencia, relaciones sexuales dolorosas o pérdida del deseo sexual. Las personas psicosomáticas no tienen conciencia de que sus problemas son fundamentalmente psicológicos, por lo que suelen presionar a los médicos para hacerse estudios y tratamientos diversos. Una vez determinado que la alteración es psicológica, la distinción con otros trastornos psiquiátricos similares se hace en base a la gran cantidad de síntomas y la duración de los mismos. También contribuye al diagnóstico la descripción dramática de los síntomas que hace el mismo paciente. La somatización tiende a persistir toda la vida, con gravedad variable y períodos de remisión de los síntomas. Se recomiendan terapias de contención, que apuntan a que el paciente obtenga mejores recursos para enfrentar los factores de estrés y pueda identificar sus sentimientos y expresarlos. En el caso de los pacientes menores de edad, se sugiere tratar también a los padres, porque las crisis psicosomáticas pueden denunciar conflictos en la relación parental.
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