Isaias Aravena, uno de los hermanos de la joven asesinada, contó ayer a una radio porteña que "con Marcela éramos muy compinches, nos comunicábamos diariamente por e-mail o por teléfono. No noté que tuviese algún problema, es mas si hubiese tenido algún inconveniente estoy seguro que enseguida me lo hubiese contado, nosotros no teníamos secretos. Por su parte, el padre Carlos, a cargo del hogar de ancianos Andrea Ibañez Marín, donde Marcela asistía como voluntaria, sostuvo al finalizar la misa que se realizó allí para despedir a la joven, que "no hay ninguna explicación humana, tal vez nuestro Padre no quiso que ella sufriera otras cosas que no sabemos" y remarcó que "ahora yo tengo que pedirle a ella, que está en el cielo, que como amiga rece por mí".
| |