En la esquina de San Luis y Oroño, el taxista Jorge Godina, de 47 años, parecía todo un símbolo para Tránsito: estaba esperando un viaje en una parada con el cinturón puesto. "Creo que no tiene sentido ponérselo en la ciudad, pero no tengo ganas de pagar una fortuna de multa", expresó. Y a la hora de hilar más fino sobre la normativa, aparecieron los fantasmas de la inseguridad que se vive a diario. El taxista planteó una alternativa más que preocupante a partir de la implementación de esta medida. "Tengo 13 años de servicio y me robaron cuatro veces, siempre de noche. Ahora puede ser más fácil para los choros porque se hacen pasar por pasajeros, te ponen el cinturón en el cuello y fuiste". Y agregó: "Además, si te apuntan con un revólver o un cuchillo y querés abrir la puerta para escaparte, tampoco podés".
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