"No al cierre de bingos", decía la pancarta pintada en aerosol negro. Una muchacha la agitaba ayer en el medio de Corrientes y San Lorenzo y sólo dejaba de bailar cuando alguno de sus compañeros encendían una bomba de estruendo. La escena duró cinco horas. Durante todo este tiempo, los empleados de las tres casas de juego que funcionaban en la ciudad (Montparnasse, Club Calzada y Mendoza) reclamaron al ritmo de batucada por el mantenimiento de sus fuentes de trabajo. La manifestación obligó a derivar el tránsito por Paraguay y Rioja, lo que ocasionó, por momentos, un verdadero caos. La protesta se levantó recién a las 15, después de que los delegados de los bingos consiguieron una reunión para hoy, a las 9.30, con el presidente de la Lotería de Santa Fe, Oscar Donayo.
"Bingo Montparnasse presente". El cartel pintado con letras rojas se extendía de vereda a vereda en calle San Lorenzo. Desde las 10, los empleados de los tres bingos que funcionaban en la ciudad se instalaron en la esquina de Corrientes y San Lorenzo en reclamo del mantenimiento de sus puestos de trabajo.
Munidas de tambores, cornetas, maracas, bombas de estruendo, papel picado, sillas y equipos de audio, unas cien personas se instalaron en medio de la esquina céntrica. "No respondemos a ningún empresario, ni a ningún sector político ni sindical. Queremos preservar la fuente de empleo de 300 familias", aclaró Gabriela Cortez, la delegada de la casa de juegos de San Lorenzo y Entre Ríos.
La manifestación mereció que agentes de seguridad cortaran el tránsito en las intersecciones de Paraguay y San Lorenzo y de Rioja y Corrientes. Esquinas que durante toda la jornada se mostraron abarrotadas de automóviles.
Los reclamos que se escucharon ayer se dirigían directamente al gobernador Carlos Reutemann. "Con una firma de él los bingos pueden volver a abrir", aseguraban los manifestantes, a la par que aclaraban: "No nos interesan las cuestiones legales, queremos trabajar".
"¡Basta de miseria! ¡Ley de juegos ya! ¡No fabriquen piqueteros!" advertía un volante de los Trabajadores de Bingos de Rosario y el Sindicato Unico de Trabajadores del Espectáculo Público (Sutep). Y desde otro panfleto le recordaban a Reutemann: "Gobernar es crear fuentes de trabajo".
En poco más de una semana los tres bingos que funcionaban en la ciudad cerraron sus puertas debido a que se cayeron las medidas cautelares que les permitían funcionar, luego de una resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Primero fue el Montparnasse; luego, la Justicia clausuró el local de Mendoza al 3500 y, por último, el pasado 21 de mayo se ordenó el allanamiento de la sala de juegos de San Martín 3056.
"Trescientos nuevos pobres"
De tanto en tanto, algún peregrino de las salas de juego se acercaba ayer a los manifestantes. Saludaban a las chicas que hasta hace dos semanas les llevaban los premios cada vez que en la sala se cantaba bingo y compartían su bronca. "No es fácil hoy día quedarse sin trabajo. Estamos mirando a 300 nuevos pobres", se solidarizó una mujer que pasaba por San Lorenzo y Corrientes.
A sus espaldas, un grupo de chicos de la Escuela Técnica Nº 5 (Corrientes entre Santa Fe y San Lorenzo) seguía de cerca los avatares del reclamo y hasta aplaudió cuando se acercaron al lugar unos 30 chicos del Hogar Santa Ana, que desde hace 7 años reciben la ayuda del titular del Montparnasse, Eduardo López. "En el hogar viven 35 madres adolescentes con sus chicos. Ahora no sabemos qué vamos a hacer", se quejó la titular de la institución de Paraná 1021, Raquel Buttazzoni.
Recién a las 15, los manifestantes levantaron su protesta. Hoy, a las 9.30, el presidente de Lotería de Santa Fe los recibiría en su despacho. "La idea es buscar una salida legal para que los bingos puedan seguir funcionando. Desgraciadamente nosotros no podemos esperar hasta que se sancione una ley. Mientras tanto, tenemos que comer", concluyó el delegado del bingo Mendoza, Cesar Spesot.