El gobierno trata de romper el cerco tendido por los inversores internacionales para captar dinero fresco a una tasa razonable. En el mercado interno, el ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, presiona a los bancos para que no le sigan cobrando tasas usurarias, y apunta a colocar los títulos públicos entre los pequeños ahorristas, por lo general muy poco acostumbrados a este tipo transacciones.
Cavallo, reaccionó la semana pasada con un desplante a los bancos locales, luego de que las entidades le pidieran tasas de interés entre el 12 y el 17 por ciento en la última licitación de Letras del Tesoro (Letes).
El ministro calificó de "cartelizado" al sistema financiero e instó a los pequeños inversores a que ahorren en títulos públicos para evitar este tipo de conductas.
Para atomizar la cartera, el gobierno cuenta desde el año pasado con una página web, el "Portal de los bonos" (www.ahorr.ar) que apunta a satisfacer inquietudes de los pequeños inversores. Además, las últimas dos colocaciones de Letes fueron publicitadas por medio del Banco Nación, con una propuesta que elimina el pago de costos adicionales, como gastos administrativos de entrada y salida de la operación.
La oferta es interesante si se la compara, por ejemplo, con un plazo fijo. Las Letes pagan un interés del 12,04% anual a 91 días y de 12,44% para los 182 días, mientras que un plazo fijo no pasa de un siete por ciento, para montos pequeños.
En el Nación también se pueden comprar otras colocaciones a más largo plazo, como Bontes o Globales. En este caso, el inversor sólo deberá pagar el 1% sobre la renta ó 4 dólares como mínimo; 0,10% ó 12 dólares como base para la custodia. Si recurre a un agente de Bolsa, deberá además pagar una comisión para entrar y salir de la posición.
En la última colocación de Letes por 500 millones de dólares, el Banco Nación tomó un 40 por ciento de la emisión. Si los ahorristas pequeños invierten en forma masiva, la entidad financiera oficial podrá arbitrar hacia la baja el costo del dinero que paga el Estado.
A convencer al pequeño inversor
Sin embargo, convencer al ahorrista medio a que se vuelque a este tipo de operaciones no parece una tarea sencilla. Durante los últimos años se acostumbró a convivir con términos económicos como default, blindaje, megacanje, Letes, bonos, fondos de inversión, pero hasta ahora no se arriesgó a innovar con otros productos financieros, seguramente por los malos recuerdos del pasado de la Argentina.
Esta prudencia se observa en los instrumentos de ahorro que utiliza el ciudadano promedio: un 72% sigue colocando su dinero en plazos fijos que rinden entre el 6 y 7%, y con costos administrativos más elevados e impuestos que los demás productos están exentos, como es el caso del sellado provincial.
¿Desconfianza? ¿Desconocimiento? ¿Complejidad? ¿Riesgo? Todo indica que la respuesta se centra en los dos primeros interrogantes, ya los mecanismos para la adquisición y cálculo de los rendimientos de bonos y Letes son sencillos. Es más, hoy un sin número de portales económicos de Internet, como el de Patagon, tienen pequeños cursos en un lenguaje coloquial, incluido el del gobierno, para cautivar nuevos clientes.
Respecto del riesgo, los analistas consultados coincidieron en resaltar que hasta ahora sólo dos veces en su historia la Argentina dejó de "honrar" su deuda soberana (1890 y en la década del 80) y desmitificaron la seguridad de los plazos fijos al recordar el canje por Bonex que realizó el ministro todo terreno de la primera gestión de Carlos Menem, Erman González, quien llenó los bolsillos de ahorristas y jubilados con papeles.
Hoy casi el 70% de la deuda argentina está colocada en bonos a corto (Letes), mediano (Bontes) y largo plazo (Globales), aunque existen otros títulos como Brady, Pagaré, Euroletra, Bonex 92 y Bocones. Las Letes se pagan dentro de un plazo de tres meses a un año, los Bontes entre 2 y 5 años y los otros van de 5 a 30 años. La mayoría tiene una tasa de interés fija, aunque existen a tasa variable.
La mayoría de los bancos locales reinvierten gran parte de los plazos fijos de los ahorristas en deuda soberana, con lo cual los riesgos sobre una cesación de pagos del Estado nacional también es monitoreada de cerca por las entidades financieras.
Lo público sobre lo privado
El mercado financiero está desregulado, pero en promedio los agentes de Bolsa cobran en concepto de comisión, entrada y salida del negocio más los gastos de custodia, entre otros puntos, alrededor del 1%. "También depende de los montos y del tipo de cliente que se trate", señaló el agente de Bolsa Raúl Galíndez, quien consideró positivo que en el mercado participe más gente.
Algunos analistas de mercado reconocieron que el no cobro de gastos administrativos conspira contra su trabajo, ya que consideran que el gobierno subsidia al Banco Nación para atraer clientes a estos instrumentos financieros. "Es una competencia desleal muy fuerte con los agentes de bolsa, que son los artesanos del negocio", criticó Salvador Di Stefano, de Fundación Libertad.
Los bontes y globales cada seis meses pagan un interés en forma de cupón y en todos los casos se amortiza el capital íntegramente en su vencimiento.
El procedimiento para la compra de títulos públicos en el Banco Nación es simple. Primero hay que abrir una cuenta "títulos" para poder realizar operaciones y una caja de ahorro en dólares donde se deposita el monto para la compra de los títulos, allí se le entrega un comprobante de inversión. A partir de ese momento, el ahorrista puede entrar y salir todas las veces que quiera sin cargar los costos, sólo dependerá del precio que en ese momento cotice el bono en el mercado. La liquidación de los fondos tardan 72 horas y la garantía es el Estado nacional.
La compra mínima en el caso de las Letes es de 100 pesos y un máximo de 100 mil en cada licitación, mientras que los bonos el piso varía entre uno y mil pesos, con un tope de 500 mil.