Año CXXXIV
 Nº 49.129
Rosario,
domingo  27 de
mayo de 2001
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Los operativos de tránsito y la queja de los vecinos opacan la movida nocturna
Cada vez va menos gente a las disco de la zona de Pichincha

Eugenia Langone

Ya no hay autos que interrumpan la paz de los vecinos de Pichincha, pero tampoco la cantidad de gente que, tiempo atrás, invadía Rivadavia para entrar a los boliches que funcionan frente a la Estación Rosario Norte y que llenaba los bares y locales de la zona. Pareciera que los operativos que se realizan desde hace dos fines de semana sólo están espantando la movida nocturna que se había generado en la zona. Puntualmente, a las once de la noche, los inspectores de tránsito de la Municipalidad colocan las vallas sobre Rivadavia, desde Alvear hasta Rodríguez, para "evitar el tránsito y así, los ruidos". Ahora son los comerciantes los que aseguran que "con esta modalidad sólo van a lograr que Pichincha sea nuevamente un cementerio". Los bolicheros, los dueños de los bares y los taxistas se quejan de que a la noche "ya no pasa nada ni nadie".
A diferencia del fin de semana pasado, ayer a la madrugada el sentido de la avenida Illia no fue modificado, y la esquina de Güemes y Pueyrredón quedó abierta al paso de los autos para evitar los embotellamientos que se produjeron en el primer operativo. Sólo Rivadavia se transformó en peatonal desde Rodríguez hasta Alvear, por lo cual los vehículos que venían desde el norte tuvieron que desviarse en Rodríguez y los que venían por Pueyrredón obligatoriamente debían tomar por Illia hacia el norte.
En la madrugada de ayer, La Capital recorrió Pichincha y no encontró ni disturbios ni embotellamientos, pero sí comerciantes enojados. "El operativo está dando tan buenos resultados que esto es un verdadero desastre, porque no viene nadie", ironizó el dueño del bar El Riel (Pueyrredón y Rivadavia), Oscar Paredes, quien aseguró además que está vendiendo un 50 por ciento menos y que pierde cada fin de semana cerca de 800 pesos.
Para los comerciantes "los operativos son la gota que colmó el vaso", y hasta admiten que tuvieron que reducir personal por el bajón en las ventas.
"Hace más de un año invertí 40 mil pesos en el local y tenía seis empleados. Pero ahora no viene nadie y tuve que despedir a dos empleados. Es una situación terrible", dijo indignado el dueño de El Riel.
El megaboliche Satchmo no salió ileso. "Estos operativos afectan a la noche rosarina. Nosotros perdimos un 30 por ciento de público y tuvimos que hacer reducción de personal", se quejó uno de los socios de la disco de Rivadavia al 2500, Diego Prince. Fuentes cercanas al boliche aseguraron que fueron más de 50 los empleados que entraron dentro de la "reestructuración".
A la dos de la mañana del sábado, sólo había una persona dentro de la panchería Peaje, que está en Rivadavia al 2500. "Mirá lo que es esto, un desastre", protestó indignado José María, encargado del local, quien aseguró que "cuando por acá pasaban autos, el negocio estaba lleno y ahora no entra un alma".
El empleado destacó además que "Pichincha nunca fue una zona de disturbios, por eso no se entiende por qué traen diez patrulleros acá, cuando en el resto de Rosario hay una inseguridad terrible. Viene la policía como si esto fuera Sarajevo". Para José María, "los cortes de las calles no son necesarios; hacen demasiado circo para la verdadera dimensión del problema".
Pero los vecinos no opinan lo mismo. Gustavo Villa vive en Rivadavia al 2400 y aseguró que "esto de los operativos es fabuloso, porque ahora realmente se puede vivir".
Los taxistas no quedaron afuera y aseguraron que "no se junta una moneda". "Antes se hacían 30 pesos por noche, mientras que ahora no llegamos ni a 15", protestó Oscar.
Para algunos de los jóvenes que fueron a bailar el viernes, los operativos son buenos, otros se quejan. Alejandra iba para Satchmo cuando aseguró que "son entendibles los problemas que tienen los vecinos del barrio". Pero Tomás no opinó lo mismo: "Esto es una verdadera vergüenza, porque se movilizan inspectores, y esa es plata que pagamos con nuestros impuestos. Encima hay que pagar dos pesos por adelantado a los cuidacoches para dejar el auto en la calle, pero la Municipalidad en este tema hace la vista gorda".
Más allá de las protestas cruzadas entre vecinos y comerciantes, las noches de Pichincha ya no son las de antes.



Los operativos en la zona están alejando clientela.
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