Rodolfo Montes
Jorge Marrale, con 53 años, vive un tiempo brillante, personal y profesionalmente. Fue el doctor Guillermo Segura en "Vulnerables", un fenómeno televisivo que quedará en el recuerdo del telespectador y en la memoria colectiva de la TV vernácula como uno de los mayores hallazgos de los últimos años. En forma paralela, junto a Fernanda, su esposa, tuvo a Franco, su tercer hijo de solo dos años que, según aseguró el actor: "Me dio otro lugar en el mundo". Mientras tanto, Marrale protagoniza "Los médicos de hoy", la telenovela de Canal 13 que se emite diariamente a las 14 por Canal 3, junto a Luisa Kuliok, Diego Ramos y Eleonora Wexler. En la tira el doctor Ignacio Morel remonta la dura historia de haber perdido a su esposa y a su hija, aunque se reconfortará enamorando a una joven novicia, Priscila Peña (Eleonora Wexler). Una misión que inquieta y atrapa, según las propias palabras del actor. En los arbolados estudios de la ciudad de San Isidro, donde se produce "Los médicos de hoy", mezcla de campus universitario con fábrica adaptada a la TV, Jorge Marrale recibió en exclusiva a Escenario y habló de su momento. -¿Sos un artista que encuentra en la palabra una gran posibilidad? -Existe un sistema, el star system, más preocupado por las cuestiones personales siempre trilladas. Entonces se habla muy poco del arte de la representación, de nuestro arte. A veces se hace difícil hablar de un arte que nos moviliza tanto, que nos da mucho placer hacerlo. -¿Cómo es tu idea de la labor artística como servicio? -En realidad los artistas cumplimos un servicio. Siento que es un momento donde domina tanto materialismo abyecto, tanta actitud poco lúdica, tan poco creativa a veces rayando lo aburrido... -Por usar una palabra suave... -Sí claro, y agregaría degradante. Estamos en un tiempo donde necesitamos abrevar nuevamente en los espacios del arte, para entender un poco lo que pasa. Porque sin dudas, la sociedad no podrá comprender mejor lo que le pasa sabiendo más de economía. De hecho todos sabemos un poco más de economía y por eso no nos va mejor, sin que se entienda que estoy en contra de las personas que eligen esa profesión. -¿Es una cuestión de prioridades? -Poner los objetivos de la sociedad en términos especulativos o mercantilistas es apostar a una realidad muy oscura. -¿Son los actores parte de una reserva de este país? -No solo los actores. Siempre digo que en nuestro país, los actores agrupan en general a gente talentosa y mejor aún, buena gente. Argentina cuenta con una energía reservada a pesar de que se la esté gastando, a veces, a través de la desesperación y otras desde la desesperanza. Vemos como nos vamos comiendo lo que nos queda y, por supuesto, no esto hablando del pueblo. -¿La creatividad en la crisis, se vuelve más necesaria? -Sí, y a pesar de todo, tenemos mucha creatividad en nuestro gente, a pesar de la locura desenfrenada a la que nos están llevando. Una de las zonas de reflexión, aunque no de salvación, es apostar a esa reserva creativa. Ocurre que no nos estamos mirando a nosotros mismos, ni descubriendo lo mejor que tenemos. No lo estamos haciendo bien porque frente a tamaña crisis no utilizamos la mejor gente ni las voluntades más loables. Siento que nos estamos mordiendo la cola. -¿Cómo vas con "Los médicos de hoy", que se emite en un horario inhabitual para vos? -Me encanta porque hay una buena repercusión sobre la novela. Estoy teniendo acceso a un público sobre le que normalmente no tengo acceso, distinto de los programas de la noche. -¿Qué te inspira venir a trabajar a un lugar netamente productivo, como está a la vista en estos estudios, en contraposición con la magia que implica el teatro? -Estoy haciendo las primeras funciones de "El juego del bebé", con Norma Aleandro y debo reconocer que el espacio creativo por excelencia sigue siendo el teatro, el lugar más reservado. La segunda casa o la primera, según los casos. También es cierto que la posibilidad creativa está esencialmente dentro de uno y es uno quién la lleva puesta. Pero mucho mejor si hay tiempo para trabajar, si hay una dirección inteligente. -¿Algunos estudios de TV inspiran la sensación de estar en una fábrica? -En realidad estamos haciendo una novela y aquí se respira trabajo; que es lo que debería ocurrir en muchos lugares. Aquí hay un ritmo, hay que hacer una cantidad de escenas por día porque así lo demanda la necesidad de producción. Las cosas se vuelven vertiginosas, como actor hay que acostumbrarse y no está necesariamente mal que las cosas sean así. Es uno de los modos de trabajar. -¿El placer está en el vínculo cotidiano con el equipo? -Me gusta el elenco con que trabajo, es muy creativo. Creo que estamos haciendo bien el trabajo, con mucho guiño, con pequeñas complicidades. Todos nos conocemos desde siempre y los más jóvenes vienen con un ímpetu notable. Eso me da esperanza, ver que los jóvenes tengan interés en meterse en el compromiso grande de la actuación. -¿Cómo ves hoy ese hallazgo que se llamó "Vulnerables", con la premiación del Martín Fierro incluida? -"Vulnerables" atravesó en la gente, en los que lo vieron y en quienes escuchaban hablar de él. Fue un programa que tiene que ver con el conocimiento personal. Con el pretexto de ver a los personajes, muchos televidentes hicieron una especie de ida y vuelta entre ellos mismos y las historias que veían. Como un ejercicio de reconocimiento personal, porque allí se ventilaban los espacios del alma. No solamente los miedos y las perturbaciones sino también ese avanzar para salir de lugares oscuros hacia otros con mayor visibilidad. -En el marco de un grupo que trataba de facilitar soluciones a sus partes, algo infrecuente en la televisión, ¿en esto estuvo el gran acierto del programa? -El problema del otro era reconocido por todos y estos ayudaban. Me pareció que fue un buen espejo del trabajo solidario y eso tuvo su reacción en la gente. Entiendo que si no logramos tener miradas generosas para con los demás, la vida se reduce a un círculo muy estrecho y se empobrece. "Vulnerable" fue un programa coral, los conflictos se trataban de conjunto, salían de la pantalla, iban a la gente y la gente los devolvía de alguna manera modificados. -¿Se sustentó además en las actuaciones individuales? -Sí, la combinación fue fantástica; idea, libro, actuación, dirección, arte, luz, música, todo funcionó como una unidad. Siempre las experiencias exitosas están vinculadas a la unidad. -¿También es necesario que el momento, el tiempo histórico, acompañe al éxito? -El momento es muy importante. Vivimos un tiempo donde se hizo carne este sistema obtuso que estamos viviendo donde las personas somos corridas como consumidores y nada más y lo único que cuenta es el producto. "Vulnerables" invirtió esto y puso al individuo en el centro de la preocupación, lugar que nunca debimos resignar. -¿Con Nacho, en "Los médicos de hoy", encontrás una continuidad del psicoanalista Segura? -Este Nacho busca rehacer su vida partiendo de la muerte de su mujer y su hija, que es una historia densa. Me pareció muy interesante, además la posibilidad del médico en el hospital y la salida al entorno. -¿ Qué importancia le das a actuar a alguien que busca sanar? -Para mí es esencial. Siento que entre tanta avalancha de malas noticias, la ficción, sin correrse de la verdad, debe ayudar a construir pequeños caminitos de esperanza. Me gusta ver como una persona sacrifica un poco su vida en pos de que al otro le valla un poco mejor y sobre todo con lo que está vinculado a la salud. Notamos su importancia solamente cuando nos falta.
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