Al menos 26 presos chilenos murieron atrapados por un incendio que se inició antenoche en la cárcel de Iquique, unos 1.500 kilómetros al norte de Santiago, y que se convirtió en una de las mayores tragedias en las prisiones chilenas. "Hay 26 internos que murieron", confirmó el gobernador de Iquique, Patricio Zapata, al explicar que no fue posible rescatarlos porque los presos bloquearon los accesos al pabellón hacia donde se propagaron las llamas.
Fuentes de la Gendarmería chilena señalaron inicialmente que el fuego surgió en uno de las pabellones de la prisión, como consecuencia de un intento de motín, pero familiares de los presos desmintieron esa versión y dijeron que las llamas se produjeron por una falla eléctrica en las instalaciones del penal.
Héctor Gómez, padre de uno de los reclusos de la cárcel, afirmó en cambio que los gendarmes no llegaron a tiempo, cuando desde las celdas se escucharon los gritos que pedían auxilio, al comenzar el incendio poco antes de la medianoche.
Gómez y más de un millar de familiares de los detenidos amanecieron en los alrededores de la cárcel, próxima al centro de Iquique, mientras la policía mantenía una fuerte vigilancia y los bomberos controlaban las llamas.
Los familiares se alarmaron y comenzaron a desesperarse cuando vieron llegar a la cárcel las ambulancias que retiraban los cadáveres para llevarlos hasta el Instituto Médico Legal, donde les practicaron las autopsias correspondientes. Ante la falta de información sobre lo que sucedía en el interior del establecimiento carcelario comenzaron a manifestar y muchos arrojaron piedras contra el frente de la cárcel.
La nómina oficial de las víctimas, entregada a las 11 -hora argentina- incluyó a Sebastián Zuleta, un joven de 18 años que llegó a la cárcel hace un mes acusado de robar dos cassettes de música de un automóvil estacionado, revelaron sus familiares.
"Esto no fue un motín"
"Esto no fue un motín, fue negligencia", afirmó un vocero de las familias de los presos que pidió reserva de su identidad, al asegurar que el incendio se propagó porque los gendarmes no acudieron cuando los presos lanzaron sus pedidos de auxilio. Según esta versión, los presos reclusos incendiaron frazadas y otros elementos en uno de los pabellones para protestar con una fogata por la muerte de la reclusa Jeanette Soto Grez, de 24 años, que se quemó a lo bonzo cuando fue trasladada desde Iquique a la prisión de Arica, en la frontera con Perú.
La joven, que prendió fuego a su cuerpo en el patio de la cárcel, agonizó durante cuatro semanas y murió el viernes pasado en el hospital Juan Noeé de Arica, unos 1.650 kilómetros al norte de la capital chilena.
Protesta de los presos
En el interior de la cárcel de Iquique, tras el incendio, otros internos quisieron manifestar su protesta cuando fueron sacados de sus celdas ante la posibilidad de que las llamas se extendieran a otros pabellones.
Los gendarmes replicaron sin embargo con gases lacrimógenos y disparos de balines de goma, lo que desató algunos enfrentamientos en los que siete guardiacárceles resultaron heridos, informaron fuentes policiales.
En Santiago de Chile, el presidente Ricardo Lagos recibió los datos de la tragedia en la madrugada, y dispuso el inmediato traslado a Iquique de su ministro de Justicia, José Antonio Gómez.
La cárcel de Iquique fue inaugurada hace 18 años, y la mayoría de sus 1.700 internos enfrenta condenas por tráfico de cocaína, proveniente de los cultivos de Bolivia y Perú.