Pedro Squillaci
"El Hospital Centenario es inseguro. De eso no hay ninguna duda", reconoció ayer el titular de la delegación local del Centro Unico de Donación, Ablación, e Implante de Organos (Cudaio), Armando Perichón. Su preocupación se basó en un hecho de ribetes policiales: en la mañana de ayer sustrajeron de la oficina del Cudaio del Centenario la computadora en la que se guardaba la información de 300 personas que esperan trasplantes renales en toda la provincia. "Los datos no los perdimos, porque guardamos otras copias en Santa Fe y en el Incucai, pero en este momento alguien tiene en su poder una información que no le corresponde", destacó Perichón. "Las malas noticias siempre tapan a las buenas", decían ayer en la oficina del Cudaio. Claro, es que nadie hablaba de la ablación múltiple y simultánea que se realizó el fin de semana pasado (ver grisado), sino del robo. La sala en donde habían ingresado los ladrones estaba ayer desprolija, con un montón de jeringas por el suelo, y con la entrada y salida permanente de gente que quería saber qué había pasado. "Estamos esperando que venga la policía a constatar las huellas", dijo una empleada. Los movimientos raros comenzaron el domingo a la madrugada, cuando al ingresar al Cudaio para buscar unos contenedores renales, un grupo de médicos se encontró con el vidrio extraído de la puerta de ingreso. Ayer a la mañana, ya nadie hablaba de la puerta sin vidrio. Cuando entró el personal a la oficina se encontró con una computadora menos, que había sido sustraída con CPU, monitor y teclado. "Era la que tenía la información de los pacientes que esperan por trasplantes renales. La otra computadora tenía almacenados los datos de los 200 que esperan por córneas. Esa la encontramos prendida. Se ve que no les interesaba esa información", afirmó Perichón. El titular del Cudaio tranquilizó a los pacientes: "Los datos no se perdieron, no hace falta que la gente se vuelva a registrar". En medio del nerviosismo por la situación, desestimó la existencia de un mercado negro de órganos, aunque señaló que "el robo fue dirigido". Perichón advirtió que "el Hospital Centenario es inseguro, porque es muy amplio y tiene distintas entradas. Aquí coexisten actividades con la Universidad y siempre hay mucho movimiento". Y reclamó: "Habría que tener más seguridad en el ingreso y egreso del hospital, sobre todo por la noche. Muchas veces nos hemos encontrado con linyeras o pacientes de enfermos durmiendo en el hall del primer piso". Por su parte, el subdirector del hospital, Pablo Barbieri, no coincidió con Perichón. "Es cierto que el hospital tiene muchas entradas, pero en su mayoría están clausuradas. Además, aquí hay un servicio de vigilancia las 24 horas. Este es un hecho aislado y una situación bastante anormal para el hospital", acentuó el funcionario del Centenario. Sin embargo, un grupo de empleados de mantenimiento del hospital se quejó por la inseguridad que tiene el nosocomio. "Acá las puertas están siempre abiertas, y entra y sale todo el mundo. No es la primera vez que faltan cosas", se quejó uno de ellos. Personal de la seccional 7ª de policía inspeccionó y tomó fotos en la sala 13 del Centenario -donde se ubica el Cudaio- y quedaron sorprendidos cuando les revelaron el movimiento que tiene la oficina. "Hay más de cincuenta personas que tienen llaves de ese lugar", dijo una fuente policial a La Capital. El caso ya está en el Juzgado Civil y Comercial Nº11, a cargo de Carlos Triglia.
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