Una vez que el árbitro Horacio Elizondo decidió que el partido no podía continuar se desató toda la alegría y de los jugadores de Banfield y el cuerpo técnico que se fueron rápido a los vestuarios para festejar el tan ansiado ascenso a primera. Cuando llegaron a los camarines los esperaba en un radiograbador la cumbia del Pibe Santita, una especie de cábala de todo el plantel. El recinto estaba invadido por directivos, amigos, familiares e hinchas que querían brindarle el reconocimiento a ese grupo de futbolistas que devolvió al equipo albiverde al círculo privilegiado del fútbol argentino. El goleador Carlos Leeb (16 tantos y que ayer anotó el segundo), muy emocionado afirmó que "este ha sido el premio al sacrificio, a la humildad y a la hombría de todo el plantel. Además demostramos la capacidad que tenía este equipo para cumplir con el sueño de todos y estar con Banfield en primera". Y agregó "con la gran ayuda de Dios, de la Virgen de Luján y la Virgen Desatanudos me dieron fuerzas para luchar hasta el final". Muy cerca suyo se encontraba Rubén Forestello, su compañero en la ofensiva y que fuera una pesadilla para los defensores quilmeños, quien llorando dijo que "después de varios partidos pude reencontrarme con el gol en estas dos finales y este momento el mejor recuerdo es para mi hija Juliana que todos los lunes con su cariño me pedía que la acompañara al colegio y me daba fuerzas cuando las cosas no me salían bien". También tuvo un recuerdo para su madre: "Seguramente mi vieja que no pudo venir habrá visto el partido en Vicuña Makena y estará festejando el ascenso". Sobre los porqué del triunfo de Banfield manifestó que "fue más preciso en el juego en las dos finales y fue de menor a mayor en su funcionamiento logrando en el tramo final una gran solidez de conjunto". El para muchos gran responsable de este logro del equipo del sur, el técnico Ramón Ponce (tomó el equipo y lo mantuvo invicto durante 23 fechas), afirmó que "el mérito de este ascenso ha sido por todo el empeño y la hombría que pusieron los jugadores. Nosotros fuimos pensando partido a partido, nunca nos pusimos como principal objetivo el ascenso". Añadió que "con el correr del torneo fuimos ganando en confianza y le pudimos dar esta gran alegría, para mí algo impensado, porque de un día para el otro me vi dirigiendo al primer equipo y tuve la enorme satisfacción de mantenerme invicto y ascender". Tuvo conceptos de reconocimiento sobre su antecesor Oscar Blanco, de quien dijo que "fue el que armó este grupo, es muy amigo y al que tuve que reemplazar en la conducción". Por su parte, el eje de este equipo dentro de la cancha José Luis Sánchez, mientras se abrazaba con Forestello (subieron con El Porvenir de Primera B al Nacional B), expresó: "Demostramos ser superiores a Quilmes en estas dos finales y con mucha humildad pudimos alcanzar el gran éxito y ojalá pueda continuar en el club en primera". "Es la mayor satisfacción que me dio el fútbol, es tan lindo lograr el ascenso y ahora lo consigo con Banfield", agregó.
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