Banfield empezó a cocinar el tan ansiado ascenso en el choque de ida, y le dio el último golpe de horno en el mediodía de ayer, en el mismísimo estadio Centenario, sin dejar dudas sobre su superioridad durante los 178 minutos de la final que remató con un contundente 4 a 2 sobre Quilmes.
El planteo de Ramón Ponce fue clave en la serie final. En el primer tiempo, especuló con el aceleramiento de Quilmes y en el complemento redujo a su rival a una absoluta impotencia, aún antes de quedar con un hombre de más por la expulsión de Rodrigo Braña.
Firme la defensa y eficaz en la contra, Banfield, que suma un invicto de 23 partidos, estableció la clarísima diferencia con los goles de José Luis Sánchez, Carlos Leeb, Pablo Del Río y Rubén Forestello que lo devuelve con justicia a primera división tras cuatro años de ausencia.
Los diez minutos iniciales fueron todos de Quilmes, que apretó a puro centro a Banfield contra su área y donde Luchetti mostró seguridad ante cada envío.
Tras la arremetida inicial, Garrafa Sánchez -le hicieron penal a los 13'- encontró su lugar en la cancha y comenzó a ponerle una pausa al partido y entonces el Taladro comenzó a acercarse al área de Elizaga.
A los 19' Quilmes acarició el gol (¿hubiera cambiado la historia?) con un cabezazo de Pagés abajo y a la derecha de Lucchetti que hizo una gran atajada.
Pero, tras ello, avisó Banfield. A los 25, Sánchez se despegó de su marca por la izquierda, se le fue a Mazzina y ante el cierre de Alayes sacó un disparo que contuvo Elizaga.
Una dupla letal
Pero un par de minutos después, Leeb se vistió de Garrafa y le puso una asistencia perfecta a Sánchez que ni bien pisó el área recibió una clara patada de Mazzina que el mismo Pelado, con un toque fantástico, cambió por gol.
Insólitamente, Quilmes, en desventaja, pudo meter una contra que manejó por la derecha Bordi quien metió el centro, y sólo, por el medio del área el Máquina Giampietri cabeceó al gol y el Cervecero, a los 32 minutos, puso el partido otra vez como al comienzo y con una hora por delante.
Pero Banfield, que seguía con su plan de sacarle ritmo al partido, sabía que Quilmes no tenía seguridad en la salida y allí nació el segundo de la visita cuando un centro frontal superó a Alayes y el interminable Gatito Leeb la tocó a un costado con un fantástico anticipo a Schiavi para el 2 a 1 a los 41'.
El Taladro ya pensaba en un entretiempo relajado, se olvidó de los minutos finales, y Quilmes otra vez empató al toque.
43 minutos de la final. Centro frontal de Díaz, Schiavi y Alayes saltan con Luchetti cargando contra el arquero -Elizondo y el línea Rattalino no lo vieron- el rebote quedó para Giampietri que, en la misma área chica, le pegó un puntinazo para empatar.
En el complemento el partido ya no fue tan electrizante como en la primera mitad y, entonces, el ida y vuelta fue menos intenso. Si bien Quilmes fue el que tuvo más la pelota, Banfield fue el que manejó los tiempos y el contraataque, aunque ninguno de los dos contó con claras situaciones de gol.
Cuando Quilmes bajó los brazos, Banfield le metió dos golpes de nocaut.
A los 75', Del Río, demasiado solo y aprovechando una lenta salida del arquero, cabeceó para el 3 a 2; y a los 87', un centro del ex de Independiente al segundo palo fue bajado por Sánchez al punto de penal y Forestello lo liquidó con un fantástico derechazo.
Banfield festejó con locura, y Quilmes guardó las remeras blancas que estaban apiladas en el banco de los suplentes y que decían Los fantasmas no existen.