Se llama Antonio Spitale y tiene 60 años. Lo apodan "el poeta de Central" porque se dedica a recitar versos que él escribe sobre "la academia" rosarina. Pero nació en la que hoy es su casa, en Zeballos al 2800. Rara paradoja: un canalla de alma y poesía que vive en un barrio de estirpe leprosa, por su cercanía al parque Independencia. Antonio heredó de su padre el rol de almacenero que aún lo conserva, a pesar de la competencia de los hipermercados. Su pasión por Central viene en los genes, "es la quinta generación de canallas en la familia", comenta. Y su dedicación a la poesía, confiesa, comenzó con los poemas que le escribía a su mujer. Después cambiaron de destinatario. El "Chango" Gramajo, el Gigante de Arroyito o el virus canallitis aguda fueron los motivos de sus versos. Fue condecorado con dos diplomas por su canallesca pasión literaria. Y es señalado por sus vecinos como un personaje muy particular. Ñulistas, incluidos.
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