Preocupación de la OEA

Lima. - La misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) expresó ayer su preocupación por el incremento de votos en blanco o viciados pronosticados, que ascenderían al 31 por ciento, según encuestas sobre la segunda vuelta electoral presidencial del 3 de junio. En la primera ronda electoral el 8 de abril, el porcentaje de votos en blanco o viciados llegó a 13,56 por ciento, según la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe).
En esa vuelta los candidatos a la presidencia del Perú fueron ocho. Dos, Alejandro Toledo y Alan García, obtuvieron las votaciones más altas pero ninguno superó la mitad de los votos válidos, indispensable para lograr la primera magistratura. Los otros seis aspirantes fueron eliminados.
La Constitución establece que si ninguno de los candidatos a la presidencia obtiene más de la mitad de los votos válidos, se procederá a una segunda elección entre los dos más votados.
La Onpe informó ayer que al concluir el cómputo presidencial, al 100% de la votación, Toledo logró el 36,51% y García el 25,78%. Lourdes Flores, de la Alianza Unidad Nacional, obtuvo el 24,30%. Otros cinco candidatos, entre ellos Fernando Olivera del Frente Independiente Moralizador, lograron menos del 9,85%. En consecuencia, Toledo, del centrista Partido Perú Posible, y García, del socialdemócrata Partido Aprista Peruano, competirán en la segunda vuelta electoral a efectuarse el 3 de junio.
La empresa privada Datum Internacional informó que en una reciente encuesta a nivel nacional, con miras a la segunda ronda comicial, Toledo obtuvo un 42 por ciento de la intención de voto y García un 27 por ciento, mientras que los votos en blanco o viciados llegaron a un 31 por ciento.
Entre tanto, la Misión de Observación Electoral de la OEA expresó su preocupación por el crecimiento de los votos en blanco o viciados que reflejan las encuestas, con miras a la segunda vuelta. En un documento firmado por el ex canciller guatemalteco Eduardo Stein, jefe de la misión, ésta dice que los candidatos presidenciales deben aprovechar las instancias del debate electoral para convencer a los electores de inclinarse por sus propuestas de gobierno y reducir de esta manera el elevado índice de votos en blanco o viciados, lo que permitirá afianzar la gobernabilidad del país.
Según la misión, el porcentaje actual de votos en blanco o viciados "es un llamado de atención a los candidatos a que preserven el debate programático sobre cualquier otra consideración".