Según los productores firmatenses, la falta de rentabilidad los encerró en un círculo del que no pueden salir. "El que no está comprometido con el banco, lo está con la cooperativa, de modo que las cosechas sólo alcanzan para saldar lo que debemos y volvemos a quedar endeudamos para semillas e insumos, así volvemos a empezar a bicicletear la situación financiera", describieron. Al quedar atados al tipo de cambio, los precios de los cereales se depreciaron de modo tal que no son capaces de reactivar la rueda productiva de los mercados internos. "El cereal vale lo mismo que en Chicago pero acá el gasoil cuesta el doble. Así es imposible obtener una rentabilidad que se vuelque en los pueblos o en las industrias que fabrican implementos agrícolas", sostuvieron. Del análisis comparativo que esbozaron los productores se infiere que una década atrás, un quintal de soja rondaba los 14 dólares. En la actualidad esa cifra se mantiene, pero hace diez años el litro de gasoil rondaba en los veinte centavos y hoy duplicó su valor. "Hemos perdido la relación cambiaria que teníamos cuando comenzó la convertibilidad. Es como que aumentó el piso pero el techo está igual, y nos apretó", comentaron.
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