Timothy McVeigh, condenado por el asesinato de 168 personas, confesó con detalles la forma en que planeó y ejecutó la voladura de un edificio federal de Oklahoma City. Pero, legalmente -según especialistas en materia jurídica-, la confesión de McVeigh no tiene valor. Sucede que el terrorista hizo esas declaraciones sólo ante los escritores de los libros sobre su caso, pero no cuando compareció ante los tribunales estadounidenses. Esa distinción ha hecho difícil para muchos comprender que una falta del FBI haya hecho suspender la ejecución y, en último caso, pueda hacer reabrir la cuestión de su culpabilidad.
"Entiendo por qué los legos, y especialmente las víctimas dicen: McVeigh confesó, lo admitió ¿cuál es el problema?", dijo G. Allen Dale, un abogado criminalista de Washington. "Pero la gente confiesa, a veces repetidas veces, crímenes que no cometió, y es responsabilidad del gobierno probar su culpabilidad en los tribunales", sostuvieron Dale y algunos colegas suyos.
Se declaró inocente
En el tribunal McVeigh se declaró inocente y no cooperó con los fiscales estadounidenses a cargo del caso, ni ante los investigadores del FBI. Fue convicto en 1997 y condenado a muerte. El año pasado, McVeigh pidió a sus abogados desistir de defenderlo más. McVeigh parecía dispuesto a morir. Pero nunca había admitido su culpa hasta marzo y la publicación del libro "American Terrorist: Timothy McVeigh and the Oklahoma City Bombing", (Terrorista Norteamericano: Timothy McVeigh y la Voladura de Oklahoma City).
McVeigh dijo a los autores que sabía que sería atrapado y hasta anticipó que sería ejecutado como una forma de "suicidio asistido por el estado". Su aparente deseo de martirio es uno de los motivos de que los documentos del FBI sean tan perturbadores, y un motivo para tomar su confesión con un grano de sal, dijo Lawrence Goldman, vicepresidente de la Asociación Nacional de Abogados Defensores Criminalistas.