"La crisis no respeta ni a Dios". Esta certeza recayó en el Juzgado Civil y Comercial de la 6ª Nominación después de recibir el pedido de quiebra de la Iglesia del Movimiento Misionero Mundial de Argentina. La solicitud fue hecha por un particular debido a una deuda de casi 90 mil pesos que mantiene esta entidad religiosa. Ahora, la jueza Graciela Abraham remitió un oficio a la Dirección Nacional de Cultos y de Personería Jurídica a los efectos de confirmar si la iglesia, cuya sede central funciona en General López 518 de Villa Gobernador Gálvez, obtuvo su reconocimiento como culto.
El insólito pedido de quiebra recaló en Tribunales durante la primera semana de este mes y la jueza aún no se ha expedido sobre el caso. Es que, según señalaron varios operadores judiciales, no puede decretarse la quiebra a las instituciones religiosas que están reconocidas oficialmente.
Por esta razón, la magistrada remitió un oficio a la Dirección Nacional de Cultos y de Personería Jurídica para conocer la situación legal de la iglesia.
El pedido de quiebra se originó por una deuda que la entidad mantenía con un obrero que refaccionó uno de los edificios que el culto tiene en Capitán Bermúdez. Durante estas tareas, el trabajador habría sufrido un accidente al caer de un andamio. Esta situación generó el pedido de una indemnización de 70 mil pesos.
El 31 de julio del 97, mediante una resolución de la Sala II, la iglesia fue condenada a abonar. Sin embargo, el pago nunca se realizó y ahora el trabajador reclama esta suma más los honorarios del abogado que lo patrocinó en ese momento. Monto que, en total, suma unos 86.710,04 pesos.
"Nadie nos notificó nada"
La sorpresa fue ayer el común denominador en los rostros de los integrantes de la Iglesia cuando La Capital los consultó sobre el reciente pedido de quiebra. "La verdad es que nadie nos notificó nada", señaló Ema Garcilazo, una de las responsables de la Iglesia del Movimiento Misionero Mundial de Argentina.
No obstante, Garcilazo admitió que "un hombre que estaba realizando trabajos en el templo de Capitán Bermúdez demandó a la Iglesia hace unos siete años por un supuesto accidente que tuvo. En realidad, seguramente fue influenciado por el pastor Luis García, que trabajaba en Capitán Bermúdez pero se fue del Movimiento. Es probable que él lo haya asesorado para presentar esa demanda", indicó.
La mujer señaló que el trabajador, del cual aseguró no recordar su nombre, "quiso cobrar por los arreglos que había hecho en el templo y no entendió que en la Iglesia todo era voluntario. Fue así que apareció diciendo que se había fracturado una pierna, pero en realidad nadie lo vio cuando supuestamente se cayó", subrayó. "A decir verdad" -continuó Garcilazo- "cuando comenzó a decir que había tenido un accidente, el trabajo ya hacía tiempo que lo había terminado".
Para la responsable del Movimiento Misionero Mundial de Argentina, la raíz de la demanda tiene su origen en que el trabajador que decidió comenzar el juicio "era un miembro de la Iglesia que se enojó y se fue del culto. Lamentablemente nos pagó con esto. Sé que entabló el juicio y que la sentencia fue apelada, pero que ahora se pide la quiebra de la Iglesia recién me desayuno hoy", admitió ayer la mujer.
Lo cierto es que los datos que tiene Garcilazo contrastan con los que posee Sara Ageito, ministra de la Iglesia e hija del fundador del Movimiento, Luis Ageito. Para ella, el juicio que entabló un trabajador contra la entidad fue en realidad "una tramoya que ese hombre quiso realizar pero que ganaron los abogados de la Iglesia. El Movimiento no tiene ninguna deuda, el único problema fue en Capitán Bermúdez y está solucionado", aseguró con más esperanza que certeza. En realidad, el pedido de quiebra es una realidad palpable en el juzgado de Abraham, quien por estas horas estudiará los pasos a seguir. El tiempo dirá cuál será la suerte del culto.