Año CXXXIV
 Nº 49.115
Rosario,
domingo  13 de
mayo de 2001
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La obra de una vejez en la academia

John Ronald Reuel Tolkien nació en Sudáfrica en 1892, pero vivió sólo los tres primeros años de su vida en ese país. Se crió en Inglaterra y estudió en Oxford, donde se especializó en lenguas antiguas. Fascinado primero por el galés, cayó rendido poco después ante el poema en finlandés antiguo "Kalevala". Mucho de su creación su nutre en esa fuente. Peleó en la Primera Guerra Mundial, donde murieron la mayoría de sus amigos, y una enfermedad lo alejó del frente y lo devolvió a la tranquila vida universitaria, profesión en la que se jubiló. Las mitologías y los lenguajes antiguos lo fascinaron desde la niñez pero "El señor de los anillos", la obra que conquistaría a un público juvenil en distintas generaciones, la terminó cuando tenía más de 60 años. Publicó los dos primeros tomos en 1954, y el restante al año siguiente. Tolkien nunca dejó de ser un académico, de gustos y costumbres puntuales, que evitaban el exabrupto y la descortesía. Tolkien fue amante de los árboles y de una sola mujer, su primera y última novia, a la que obligó a convertirse al catolicismo para casarse con ella. Nunca dejaba de sorprenderse del éxito de la trilogía (rechazada por más de un editor) y se preguntaba porque la gente no lo había descubierto en "El hobbit", el libro de 1936 que daba el primer paso en el universo de la Tierra Media, el paraíso y el infierno, según su imaginación. Viudo y tranquilo, Tolkien murió en 1973.


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