Para Hollywood ya no hay nada "infilmable". La prueba del poder absoluto de la industria del cine de este año es la adaptación a la pantalla grande de "El señor de los anillos", la extensa y compleja novela de J.R.R. Tolkien, que desde su publicación en 1954-55 ganó millones de lectores y sigue sumando fans, que encontraron en Internet el lugar que les faltaba para comunicarse e intercambiar "figuritas". La novela consta de tres tomos: "La comunidad del anillo", "Las dos torres" y "El retorno del rey". La adaptación también se divide en tres películas, con fechas de estreno programadas para los tres próximos diciembres, desde este año al 2003.
La cifra oficial de presupuesto para trilogía es de 270 millones de dólares. Las tres películas se rodaron en forma simultánea en Nueva Zelanda, la tierra natal del director Peter Jackson. Esto no garantiza, sin embargo, que los filmes estén listos. En Nueva Zelanda sólo se rodaron las partes en las que intervienen los actores de carne y hueso, un numeroso elenco encabezado por Elijah Wood, Billy Boyd, Dominic Monagahn, Christopher Lee, Ian McKellen y las bellas e infaltables en cualquier producción hollywoodense: Liv Tyler y Cate Blanchett. Por estos días, se están terminando algunos aspectos de la animación, aunque ya hay mucho para mostrar.
Por eso Peter Jackson, acompañado por Christopher Lee y Liv Tyler, mostró en en el Festival de Cannes, en su edición número 54, algunos avances del primero de los filmes. Mostrar fue la política que se impuso, desde que hubo algo hecho, la compañía que produce la película, New Cinema Line. Y sus razones tiene, aunque habrá que esperar al estreno de la primera película para comprobar si se equivocaron o si hicieron una jugada acertada.
Internet puede ser un gran instrumento de promoción. Muchas películas hicieron su fortuna en la red. Pero también puede ser un arma de doble filo. Tratar de mantener un secreto libre de los ojos de los usuarios de Internet es sencillamente una utopía. George Lucas sufrió en carne propia las consecuencias del hermetismo en que quiso mantener el rodaje de la nueva tanda de "La guerra de las galaxias". Ante su negativa se crearon numerosas versiones, chismes y argumentos posibles de la película. Se trucaron fotos y, entre tanta hojarasca, se filtró algún dato real.
Para evitar tantas idas y vueltas, la compañía New Line Cinema decidió abastecer a los usuarios de Internet y hacer de "El señor de los anillos" una película abierta. La página lordoftherings.net fue la forma elegida para difundir las novedades del filme. El día en que está página se puso en la red se comprobó la ansiedad que hay por ver la película: casi dos millones de internautas accedieron al sitio en el primer día para bajar imágenes y ver cómo se las había arreglado el director Peter Jackson para representar a los hobbits, elfos, magos, enanos, jinetes negros aparentemente sin cuerpo, magos y dragones que pueblan la obra de Tolkien.
Los riesgos del universo cerrado
"El señor de los anillos" es un universo cerrado en cuanto a su mitología. Hay una extraordinaria coherencia en lo que se refiere a los seres que habitan la Tierra Media, el territorio de las aventuras que se desarrollan en las novelas de Tolkien. Haber creado una mitología consistente es la razón por la que el libro atrapa a los lectores y los convierte en parte de un inmenso club. En ese sentido, una película parecía innecesaria, además de sumamente difícil de realizar con actores de carne y hueso (hubo una versión en dibujos animados). Ese es el riesgo que lo productora del filme quiere aventar y por eso está tratando de posicionar a su producto ante el público, bajo la idea de hacerlo participar del lanzamiento de la película. New Line Cinema espera que la gente sienta que está acompañando el nacimiento de una gran película.
La primera película respeta en su mayoría la novela. Una de las reducciones que puede traer problemas es la no aparición del personaje de Tom Bombadil (que en la obra de Tolkien tendrá su ciclo de aventuras independientes, pero hace antes una importante aparición en "El señor de los anillos", salvando al hobbit Frodo Bolsón y sus amigos de un árbol siniestro).
La historia de "La comunidad del anillo", la primera película de "El señor de los anillos", es en principio sencilla. El héroe parte en busca de un anillo que otorga grandes poderes. La cosa se complica porque ese héroe no es un ser humano sino un hobbit, y se enfrenta no a hombres sino trolls, ents, orcos y dragones. Además, el anillo, que en principio está destinado a hacer el bien, corrompe a quien lo posee y su creador, el maligno Sauron, Señor de la Oscuridad, quiere recuperarlo.
¿Qué es un hobbit?
El mundo que describe Tolkien está habitado por hobbits, enanos, elfos, hombres, ents, magos, trolls, dragones, orcos, magos, jinetes negros y Sauron, el Señor de la Oscuridad. Los hobbits son pequeños, como la mitad del tamaño de un hombre normal. Les gusta la tranquilidad y no son amigos de la aventura. Esto torna más interesante la historia, porque es justamente el hobbit Fredo el que lleva adelante la acción en "La comunidad del anillo".
El hobbit suele despertar el humor de quien lo contempla porque tiene una necesidad que más parece una manía: comer hasta seis veces por día. A pesar de las comilonas, pueden desaparecer sin ser advertidos, casi como los niños, con los que suelen confundírselos.
Los hombres no son el centro del mundo en la creación de Tolkien. Al contrario, son bastante secundarios y sus miserias los acompañan dondequiera que vayan. Son débiles pero tienen facilidad para reproducirse, lo cual hace que puedan seguir como especie más allá de la adversidades. A pesar de esta visión de la humanidad, Tolkien no es un fabulista con propósito moral como Jonathan Swift en "Los viajes de Gulliver", donde el autor aprovecha la fantasía para castigar al hombre por sus vicios y torpezas.
Pero no hay que confundirse, la mitología de "El señor de los anillos" es más justa que la mayoría de las religiones y ahí radica su fascinación. No hay personajes perfectos y libres de culpa, como los dioses monoteístas. Los héroes de la historia están llenos de debilidades y pueden perder la cabeza, como cuando Frodo comienza a usar el anillo que lo hace invisible y que él sabe que lo puede llevar a convertirse en un ser abominable.
El mal y el bien comparten una extraña alianza en "El señor de los anillos". El anillo que el Señor de la Oscuridad perdió y que le da poder fue hecho para el bien. Sin embargo, el anillo corrompe a quien lo usa. La metáfora no se agota a pesar de que hayan pasado casi cincuenta años de que Tolkien la inventara. Le queda a la película el desafío de transmitir algo de ese esplendor que sirve para comprender un poco un mundo que ya nadie está seguro de entender.