Mucho se habla de las potencialidades de la región en materia de empresas de la nueva economía, cuyo baluarte local es el denominado Polo Tecnológico. Un estudio privado analiza al sector y revela, entre los aspectos más importantes, que de cara al futuro hay dos grupos de firmas: uno que por su especialización y estrategia están en óptimas condiciones para competir en el exterior, que son principalmente las de software. Por otro lado, hay un segundo grupo dedicado a elementos de hardware y electrónica para las cuales el mercado externo es más bien un peligro. Por otra parte, se destaca el fuerte crecimiento del personal empleado en el sector que se duplicó en los últimos dos años y actualmente alcanza al millar de profesionales, mayormente mano de obra calificada.
Un minucioso estudio del sector está siendo realizado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Dirección para el Desarrollo (Idied) de la Universidad Austral. La Capital tuvo acceso a un informe preliminar de este trabajo, cuya autoría corrió por cuenta de Eduardo Remolins y María Marta Coria, denominado "Empresas basadas en la innovación. Oportunidades en la nueva economía". El núcleo de la información se nutre de una encuesta realizada sobre 24 empresas tecnológicas de la región.
En primer lugar, el estudio plantea que las empresas rosarinas que se denominan "de base tecnológica" no son rigurosamente tales, ya que no desarrollan nuevas tecnologías sino que aplican las que producen otros grandes jugadores, tales como Microsoft, Oracle o Sun, a la solución de los problemas concretos de sus clientes.
Por lo tanto "su habilidad está en trabajar estrechamente con las necesidades de los usuarios de tecnología (sus clientes), estar muy actualizados en materia de tecnologías (sus proveedores) y ser muy hábiles en diseño de programas de software o de instrumental electrónico". Por eso, los investigadores califican a estas empresas como EBIs (empresas basadas en la innovación).
Desde este punto de vista, existen dos tipos principales de EBIs: un grupo que por su especialización y estrategia están en óptimas condiciones para competir en el exterior (y de hecho ya lo hacen) y convertirse en empresas globales.
Para otro grupo, en cambio, el mercado externo es una amenaza porque "no están en condiciones de competir en este momento". El trabajo indica que las firmas de este grupo "son mayoritariamente las de electrónica y sus dos problemas principales son que producen bienes que tienen menor grado de diferenciación (son productos mas estándar, como los UPS para el servicio de electricidad, por ejemplo) y que no utilizan tan intensivamente recursos humanos calificados, como sus pares de software".
Por ejemplo, un programador rosarino es muy bueno y muy barato en comparación con uno norteamericano. El que utiliza programadores rosarinos y compite con empresas norteamericanas es competitivo. En cambio un empleado que participa en el montaje de un estabilizador de tensión o un UPS, tiene generalmente un grado de calificación menor que el anterior. Además, en comparación con un operario de similares características de Brasil, su salario resulta caro. La empresa que utiliza los servicios de este operario y compite con sus pares brasileñas, es menos competitiva y enfrenta un problema serio.
La viabilidad del negocio
El estudio del Idied indica que "la viabilidad del modelo de negocio de las empresas rosarinas y su potencial de crecimiento se ve en el crecimiento del nivel de empleo, por ejemplo". En los últimos tres años las empresas encuestadas han incrementado significativamente su personal ocupado, pasando de 443 empleados en 1998 a los 974 en 2000. El estudio señala que "esta tendencia creciente del número de empleados podría mantenerse en el tiempo": el 67% de las empresas encuestadas expresó que esperan un incremento del número de trabajadores para el mediano plazo (los próximos 3 años).
Otro parámetro para medir el funcionamiento de estas empresas es su facturación, si bien las encuestadas difieren en su tamaño. El rango de ventas de las compañías encuestadas fluctúa entre los 30.600 pesos hasta los 5,6 millones para los primeros seis meses de 2000. En promedio, las empresas facturaron poco más de 950 mil pesos en ese período.
El cluster rosarino
Las EBIs son empresas que tienen un grado de interrelación con sus clientes, proveedores y las instituciones educativas y científicas locales tal que se puede hablar de un "cluster" (racimo) rosarino de empresas basadas en la innovación, algo que no se da en ningún otro lugar del interior del país. El trabajo enfatiza que "esto es doblemente valioso si se considera que el apoyo gubernamental ha sido nulo hasta el momento".
Ese cluster existe por dos razones: "Hay un sistema universitario que formó a esos emprendedores (86% de los fundadores de EBIs son profesionales y el 96% son graduados de universidades locales) y a sus recursos humanos (46% profesionales y 100% de ellos, universitarios, terciario y secundarios, formados en la región). En segundo lugar, hay un cluster de EBIs porque hay un cordón industrial desde Puerto San Martín hasta San Nicolás, cuyas empresas funcionaron como entrenadoras de recursos humanos y luego se transformaron en clientes de sus ex empleados. El 75% de los fundadores de las EBIs trabajaban en alguna de esas empresas y el 50% de ellos le vende productos o servicios a sus ex empleadores".