Año CXXXIV
 Nº 49.111
Rosario,
miércoles  09 de
mayo de 2001
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El fracaso frente a los micrófonos
La mayoría de los ganadores agradeció con discursos poco originales y llenos de lugares comunes

Rodolfo Montes

El momento en que los premiados subieron a recibir sus respectivos gauchitos, disponiendo de algunos segundos para decir lo que se les venga en ganas, fue una suma de inconsistencias y amagues fallidos. Con pocas excepciones. Tal vez a tono con una fiesta algo opaca, con muchos ausentes y pocas sorpresas.
Los enorme mayoría de los 50 ganadores del Martín Fierro solo atinó a balbucear agradecimientos a sus familiares y funcionarios de las empresas donde trabajan. No fue la palabra precisa ni el mensaje revelador lo que dominó en el Hilton. Ni tampoco aquel unificado reclamo de los artistas por recuperar la ficción, que impactó en la edición del 2000.
Tal vez la fatal condensación de ese instante o las palpitaciones vividas en los segundos anteriores hasta revelarse ganadores, los hizo fracasar en el uso de la palabra. Temprano nomás, Inés Estévez cerró su intervención con un equívoco: "El arte también es buen negocio", dijo la excelente actriz, olvidando que Arte es cuestionar, subvertir, expandir la realidad y, por el contrario, negocio es igual a repetir fórmulas ya probadas.
Luego, Moria Casán también tuvo su enigmática aseveración: "Qué bueno es tener un Fierro en la mano". ¿Habrá sido una metáfora por los problemas de seguridad en el Gran Buenos Aires? Para terminar dedicándoselo a Rodrigo, mientras su hija Sofía Gala (fan del desaparecido bailantero) se emocionaba desde la mesa.
Nicolás Repetto subió por su premio y solo dijo escuetamente "gracias". Su figura estuvo en el centro de la polémica en la edición anterior del Martín Fierro y no encontró ninguna palabra para decir sin que le signifique algún costo.
En el rubro autor y/o libretista, los ganadores Belatti y Segade por "Vulnerables", uno de los programas más premiado de la noche, agradecieron al jefe Suar y al público, y luego recomendaron a "los que no tienen trabajo que consigan, incluso los que hacen los reality shows".
Otro momento insólito se vivió cuando Diego Alonso Gómez, quien interpretó a el Pollo de "Okupas", agradeció el premio a "mi perra Chuli y a Rodrigo que nos debe estar mirando".
A María Valenzuela le dio por felicitar a los "periodistas con moral y buena leche", ya que ganó por su protagónico en "Primicias", donde encarnaba a una periodista. Y remató con un destemplado "¡Viva la ficción carajo!" que retumbó en la sala.
Pero no todos perdieron el rumbo. Diego Capussotto y Fabio Alberti, ganadores con "Todo por 2 pesos" agradecieron a "La guardia imperial" ( barra brava de Racing) y propusieron diseccionar la estatuilla en tres partes, cabeza, miembros y tronco; posibilitando un clima bizarro y divertido acorde a su programa. Antes, Marcelo Tinelli, productor del ciclo a través de su empresa Ideas del Sur, los había presentado como "los verdaderos protagonistas". Entonces ¿para qué habló?
El mensaje más potente de la noche fue el de Horacio Verbitsky, ganador en conducción periodística masculina, por "Día D". Envió una carta que llegó hasta el estrado en manos de su madre. El conductor Jorge Rossi leyó: " El premio es para los presos y los jóvenes desocupados. Por una televisión mejor y un país mejor".
Mientras tanto, la aplicación del IVA al cine tuvo un rechazo en muchos de los oradores. Eso sí, las palabras fueron tenues y nada contundentes. Palabras que se diluyeron entre las burbujas del champán y el avance de la noche, un festejo que siguió hasta la 1 de la madrugada.


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