José Calero
El presidente de General Motors de Argentina, Jaime Ardila, le dijo a La Capital que en cuanto el mercado argentino reaccione y aumente la demanda automotriz, hay posibilidades firmes de que la planta de Rosario vuelva a tomar personal. Pero aclaró que para alcanzar ese objetivo es necesario "recrear la confianza en la Argentina, los consumidores tienen que volver a demandar, esa es la clave, más allá de rebajas impositivas sectoriales".
Un centenar de operarios fueron eliminados del plantel de la terminal ubicada en Rosario debido a la caída del mercado automotor que golpeó con fuerza a la industria durante el 2000. Sin embargo, en General Motors son optimistas, y el miércoles pasado lanzaron en Buenos Aires dos versiones de una minivan naftera de última generación, Zafira, que comenzarán a importar de Europa.
Acompañado por el vicepresidente de la compañía, el español Guillermo Sarmiento, y el director de Asuntos Públicos, Alberto García Carmona, el número uno de GM en la Argentina, de nacionalidad colombiana, tomó contacto con periodistas de un grupo de medios para dar pistas firmes sobre los próximos pasos del gigante norteamericano en el país.
Ante una consulta de La Capital sobre los recortes en la planta de Rosario, Ardila respondió: "Hemos tratado de no tener que recurrir jamás a recortes de personal, esa es la última alternativa de todas las posibilidades. Lo que tratamos de hacer es un sistema de banco de horas, para que en caso de bajar la producción acumular horas y después se compensan. En la medida que el mercado se recupere en la Argentina creo que hay una buena posibilidad de aumentar el volumen de mano de obra en la planta, porque estos nuevos planes de inversión abren una posibilidad interesante".
Desde 1996, GM invirtió unos 450 millones de dólares en la Argentina, y buena parte de ese dinero fue destinado a las instalaciones de última generación que tienen en el complejo de Rosario. Pero el problema es que esa planta -fabrican el Corsa y la camioneta de lujo Grand Vitara- trabaja al 50 por ciento de su capacidad instalada, con una producción de 47 mil unidades anuales. Más de la mitad de los vehículos producidos se exportan a Brasil, México y Chile, y también se despachan unidades a Uruguay, Paraguay y hasta la India.
El año pasado invirtieron unos 20 millones de dólares para la producción del modelo Grand Vitara y ahora, con el lanzamiento de Zafira (invertirán otros 10 millones), esperan apuntar a un nicho específico de mercado, con una estrategia que ya les permitió instalar como líderes en su sector al Chevrolet Corsa y la Grand Vitara.
A pesar de la crisis, General Motors prácticamente no varió sus planes de inversión en la Argentina, tal vez porque, como explicó Ardila, "en los momentos de crisis es cuando uno se pone su mejor traje".
En cuanto a la anunciada rebaja de impuestos en distintas provincias, incluida Santa Fe, el máximo ejecutivo de GM en el país no dudó en enviar un mensaje a los gobernadores: "Cualquier expectativa que se genere sobre rebajas de impuestos crea un cierto nivel de incertidumbre si no traducen rápidamente en medidas concretas. Es preferible que las medidas se tomen, y no que se hagan anuncios y el tema se discuta mucho tiempo y no ocurra nada".
Ardila recordó que el sector automotriz "es uno de los más gravados, no sólo en la Argentina, sino en el mundo", pero aclaró que la clave de la reactivación es que se reactive la demanda. "Lo que más ayudaría a la industria es que se reactive la economía, más allá de cualquier rebaja de impuestos sectorial", enfatizó Ardila.
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La Ciudad
