Año CXXXIV
 Nº 49.108
Rosario,
domingo  06 de
mayo de 2001
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Competitividad. Entrevista al titular de Gatic, una textil en crisis
Eduardo Bakchellian: "Cometí el error de apostar al trabajo"
Se quejó de las políticas económicas. Dijo que se "trabaja para pagar intereses a las cuevas financieras"

Walter Gasparetti

Eduardo Bakchellian tiene 71 años pero parece de 18, la edad en la que decidió ser industrial y montar una pequeña empresa con ocho empleados en una planta de apenas 80 metros cuadrados. La obtención de la licencia para la explotación de la marca Adidas le permitió a su establecimiento, Gatic SA, lograr un crecimiento sin precedentes. Pero hoy, con 6.600 empleados y 15 plantas diseminadas en el país soporta un endeudamiento arrastrado por la apertura económica.
A mediados de la década del 60, Bakchellian fue el primer empresario en fabricar la suela Vibran y en la década del 70 fue un innovador en lo que hace a la política comercial provocando la apertura de más de 1.000 casas dedicadas a la venta de indumentaria deportiva a través de un financiamiento de la mercadería que entregaba para la venta.
Hijo de inmigrantes armenios, fundó en 1953 la empresa que lamentablemente no logró escapar de los avatares de la globalización. Los detalles de esta historia se cuentan en el libro "El error de ser argentino" que el empresario presentó ante un nutrido grupo de personas en el club Sportivo de Las Parejas.
En diálogo con La Capital, Bakchellian dijo que cometió "el error de apostar al trabajo y no a las cuevas de dinero, el error de fabricar aquí en vez de importar lo echo en otros países con mano de obra esclavizada, el error de pagar en blanco sueldos dignos y el error de no coimear, el error de no sacar jamás el dinero del país, el error de reemplazar la especulación por utopías".
-¿Realmente todo fue un gran error?
-El título de mi libro es polémico, pero no es pesimista. Desde muy joven tuve una vocación industrial y pensé en una industria con sentido social y federal, y el crecimiento de la empresa se dio en el interior del país. Desde mediados del siglo pasado apuesto al país desde el plano industrial a pesar de las vicisitudes, sin entrar en cohechos y en juegos especulativos. Lamentablemente a partir del año 95 la apertura económica indiscriminada provocó una destrucción enorme en el aparato productivo. Ningún país ha hecho lo que aquí se hizo con la fuente de trabajo. Nadie habla de protecciones sino de los amparos lógicos en un país donde no hay una aduana.
-Sin embargo, el título encierra una alta cuota de resentimiento.
-En absoluto, porque de esa manera hubiese bajado la guardia y yo estoy con la absoluta fe de que esta es una crisis más de las tantas que pasé. Por eso trato de mantener mi estilo de trabajo.
-Entonces ¿es un llamado de atención a las autoridades?
-Yo quise escribir la historia de Gatic y en ese marco hablar de la situación de la industria del país. Relato la historia y mi pasión por la industria. Recuerdo que en la década del 70 con un dólar barato podría haberme constituido en el importador más grande de la República Argentina porque la marca Adidas era líder absoluto. Con ese dólar barato aproveché para traer la mejor tecnología del mundo y la puse en mi fábrica. En ese entonces exportamos calzados a los países centrales, entre otros a Alemania, de donde compramos la licencia. Por supuesto que es un llamado de atención para que cambien las políticas.
-¿Cómo se podría lograr la apertura económica con la protección de la industria nacional?
- Primero y principal no equivocándonos en el diagnóstico porque de lo contrario, vamos a aplicar mal la terapia. La ley de convertibilidad nos permitió lograr la estabilidad. Yo en mi libro a esto lo llamo una victoria a lo Pirro, porque logramos algunas cosas a costa de la destrucción de otras. Se dieron muchas chances y comenzaron a operar los lobbies que compraron todo, autoridades, jueces y funcionarios y se llegó a la situación de contrabando por la frontera. Es lamentable.
-¿Cómo se originó el endeudamiento de Gatic?
-Cuando ingresaron los productos del extranjero aumentaron los plazos de pago de los comercios y nosotros tuvimos que pasar de los 30 días de cobro a los 90 y 120 días. Tomamos dinero de los bancos para extender los plazos y así nos fue. Hoy trabajamos marginalmente con las entidades bancarias. Hace seis años que trabajamos con las cuevas financieras de esta triste patria financiera que aún hoy perdura con más vigencia que cuando se la llamó de esa forma.
-¿Tuvo que pagar coimas en este proceso?
-En la década del 60 yo tuve que cambiar 5 o 6 despachantes de aduana porque cada cosa que yo traía me ponían trabas para venderme la solución. Así fuimos enfrentamos innumerables tentativas de cohechos a las cuales realmente no accedimos. Y esa fue una de las razones por las cuales nos fuimos al interior porque en Capital Federal y el Gran Buenos Aires es una jungla donde estaba la famosa máquina de impedir para después solucionar. Esto en el libro lo relato con nombre y apellido. Tengo largas historias que son reflejadas en "El error de ser argentino".
-¿Esto se combina con esa supuesta ineficiencia de los industriales?
-Y, encima nos tildaron de ineficientes, que no supimos cambiar a tiempo y que no nos modernizamos. Todas falacias porque ni siquiera visitaron las fábricas. La opinión de los economicistas fundamentalistas que han aparecido en los últimos 25 años le ha hecho un terrible daño al país. Es gente que nunca estuvo con obreros para olerles la transpiración. Entonces entran a pontificar. Nos han dejado un saldo de 15 mil millones de deuda externa y un nivel de pobreza de 13 millones de individuos. Una desocupación y subocupación de 4 millones de personas y lo más triste de todo es que desapareció el orgullo de la clase media argentina.
-¿Cuál es la situación actual de la empresa?
-Gatic está como el resto de las empresas nacionales: trabaja para los bancos. Tiene un problema de endeudamiento porque no se aplicaron en tiempo y en forma las leyes de la reforma constitucional. Me refiero a los tratados de la organización mundial del comercio. Esto le hubiese puesto coto a la importación desmedida que provocó la destrucción de la industria del calzado. Cuando comenzaron a controlar no alcanzó a revertir el efecto negativo porque hasta hace poco tiempo la aduana era sólo un nombre.
-Trabaja para pagar intereses.
-Exactamente, manteniendo a 6.600 personas y esperando soluciones que seguramente tendrán que venir para revertir este genocidio industrial. Es así: trabajamos para pagar intereses en las cuevas financieras.



El autor de "El error de ser argentino" en Las Parejas.
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