Año CXXXIV
 Nº 49.108
Rosario,
domingo  06 de
mayo de 2001
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Textos inéditos
Mi peine Pantera en la clínica

Homs

El río está bajo pero eso ya a nadie le parece signo de algo. En un mes calendario la situación variará hasta cuatro veces probablemente. Incluso más, si le damos crédito a esas historias que circulan en el medio de la familia Baracca. De todas maneras, y pese a lo que digan de los perros ratas que trepan con mucha facilidad a cualquier tipo de embarcación, quisiera ser uno más sobre ese nave remontando el Paraná. Pero lo bueno dura poco. La fantasía hace aguas y con certeza lo digo, no es glamoroso crucero sino carguero de bandera rara lo que me deslumbra.
Ya estoy viéndome, uno más entre muchos haciendo fuerza a las órdenes de chinos que no nos dejan de insultar. De a poco, fruto de la intoxicación concebida por la ración diaria suministrada, todos vamos cayendo en delirios atroces. Una plancha metálica ocupa el lugar del cielo, espacios planos, sólo las boas conservan la tridimensión. Su veneno es lo que llueve. Los camalotes son eléctricos. Un pez y sus ojos, el poco peso que tiene la esclavitud en la moral de los amos.
Que siga su camino el barco, que se pierda en la niebla del río... Más, quedándome aquí sobre esta falsa arena, piedra triturada que al pisar hace doler, no escojo el paraíso ni nada que se le aproxime. En la otra orilla la ciudad parece hundida por el peso de sus ausentes.
¿Qué podríamos agregar nosotros a todo lo dicho sobre el triunfo logrado por la nadadora de aguas abiertas que quebró su propio récord y sus propias piernas atravesando en tiempo realmente sorprendente el destellante mar de las mareas de acero? Nada.
A la proeza le siguió una lenta recuperación durante la que redactó, a modo de inocuo pasatiempo, ese "informe capilar" en el que narra la lucha encarnizada de las sirenas a las que frecuentó con la caspa del mar, y sabemos como siguió la historia con ese "humilde tratado". Todas y cada una de las sirenas elevadas al trono de estrellas fotográficas para la casa L’Oreál de París y una saga de infantes piojosos destinados a perder sus cerebros por el uso de defoliantes que se aplican con vaporizador. Y de cabelleras y tinturas este espacio contó con el auspicio de la peluquera con muñón, alma mater de ese sistema de crédito "pague cuando la calvicie sea un hecho consumado".

Cine Bo
rojo brillante
pared de prostíbulo de provincia.
Ella aparece detrás de una cortina amarilla con grandes flores anaranjadas y comienza a desnudarse ante un cliente que la mira extasiado tendido sobre una cama toda revuelta, el body que se quita la mujer es negro transparente y forma con el rojo de la pared una textura de cemento y deseo.
El hombre le grita "Eres una diosa y serás mía" tirando billetes por el aire mientras ella, acariciándose los senos ríe y responde "Sí querido, si hay platita",
  _lamentablemente el tono y la afectación de esas voces quedan mudos en la letra, soporte tan ineficaz_.

Baila en suspensión el conito de polvo que se forma a través de la luz. Todas las músicas suenan iguales.
No dejan de recriminarme mejores suelos las plantas de los pies.
La comezón es un cualidad inalterable en cualquier materia y frente a un teléfono, entre paredes, soy el vientre de la contradicción.
El tieso marco de la ventana de a poco se corre de su sitio como si quisiera escapar.
Lo dicho prescinde de la persona que eso dijo
Comparo en acto extremo de desidia poética a las nervaduras del helecho, sus diásporas, sus contornos de filo incierto, con la pantalla del televisor, cóncava y vacía, que niega a los crímenes que proyectó ayer y a una película rusa de los tempranos veinte y a los diez mandamientos dichos por la boca de una pastora.

  ¿Qué disco poner para soportarnos?
  Películas. O Filosofía barata, o el de Casandra Lange.
  Uno de García.
  Cualquiera.

  ese tono mezcla de súplica y orgullo nulo
  canción
  estribillo banal

  música extrema
  mensajes cifrados en armonías desesperadas

Personas perdidas dentro de sus ropas y de sus manzanas y de sus baños. Autos caros, carros de cirujas tirados por caballos, rojos de alerta, chicas lindas. Todo marcha por la calle como si nada, una nada incorporada al todo de esta ciudad de baba por el calor deteriorada.
Ciudad toba que restringe el consumo de estupefacientes a cierto sector de la ley.
Al respecto, dicen que quienes nos cuidan hoy son los delincuentes de ayer que, una vez apresados y con prontuario, deben optar entre la clandestinidad o ser parte de una agencia de seguridad — estatal o privada.
Por más extraño que parezca a pocas cuadras de mi casa existe un almacén de ramos generales que aúna en el escaparate cosméticos con armas de fuego.
Magnum, Revlon y Espadol.
Dos ancianas venden flores a las puertas de un negocio que cerró.

Soy una costilla de Adán y no tengo ningún empacho en decírtelo.
En términos más o menos exactos soy una costilla de Adán,
¿Ves? Esta es la parte de adentro, esta la parte de afuera.

  serpientes de atar a tus tobillos
  a tus tobillos serpientes de atar

  le mira crecer las uñas de los pies a su deidad
  así pasan siglos durante los cuales apenas si se consume una vela

  éramos casi indivisibles al tacto, luna de perros dadivosos, meses para convertir la gula en algo más digno, más a merced del hambre una instalación sanitaria en el medio de la puna vicuñas de material sintético figuras en cera apilados cajones de manzana

Mi peine verde "Pantera", siempre tan riguroso en la pulcritud de sus dientes, de un día para otro enloqueció. Comenzó una mañana a morderse a sí mismo con furia hasta sangrar. Con el tiempo esto se agudizó y pobre del mechón que por sus molares pasase. Trituraba sin piedad cana, pelo teñido, postizo, Lord Cheseline o spray.
Fue muy doloroso para mí internarlo en la Clínica de la Doctora Amanda Rosales para Enseres Alterados. En el establecimiento los tratamientos son severos en base a medicación extrema. En ese nosocomio ya estuvo por casi dos años mi Magiclik amarillo. El suyo fue un caso que sentó jurisprudencia ya que una hornalla de la vieja cocina "Sirena" lo denunció. Cada vez que el encendedor se acercaba hasta ella para prenderla además de darle la fe primera del fuego le introducía la hostia. Pagó caro su error el Magiclik falso profeta. Preso marchó más luego, gracias a los oficios de una psicóloga amiga, detectaron en el resultado de uno de los tantos test que le hicieron cierto atisbo de insania. Así fue a dar a la clínica de la doctora Amanda para su rehabilitación, por ese evento tan desgraciado sé de la dureza del método ahí utilizado.
Por suerte ya han pasado los cinco primeros meses durante los que se recluye al internado con su fobia más extrema en un espacio mínimo y absolutamente cerrado.
El régimen de visita me permite ver al desdichado peine verde dos veces al mes los domingos por la tarde. ¡Conversamos tanto tomando el té en el jardín! Le llevó medialunas de manteca y fotos de mujeres con hermosas cabelleras y en sus lágrimas veo arrepentimiento pero no debo forzar la cura. Sé que él de ahí saldrá recuperado. Util otra vez.



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