Año CXXXIV
 Nº 49.108
Rosario,
domingo  06 de
mayo de 2001
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El elegido de la semana
Ojos de video. "Revelaciones"
El filme recupera el suspenso al estilo Hitchcock para una historia actual

Fernando Toloza

Lo mejor de "Revelaciones", la película dirigida por Robert Zemeckis, es el apropiamiento del estilo de suspenso que creó Alfred Hitchcock. Hay en el filme de Zemeckis hay muchas referencias al maestro y la más reconocible es "La ventana indiscreta". Increíblemente, la fórmula de una persona observando con un largavista lo que pasa en la casa del vecino sigue funcionando.
Al viejo estilo de Hitchcock la película le suma una de las tendencias que estuvieron más en boga el último año en Hollywood: el terror psicológico impuesto por "Sexto sentido". El filme de Zemeckis tiene una conexión indudable con el largometraje dirigido por M. Night Shyamalan y protagonizada por Bruce Willis. En ambos hay una explotación de los viejos fantasmas y la sospecha de que quien los ve está, en realidad, a punto de perder la cordura.
Michelle Pfeiffer es Claire, una mujer que se presenta al espectador con el aspecto de vivir sus días en una nube de tranquilidad. Poco a poco, la cámara de Zemeckis demuestra que esa tranquilidad es aparente. Es el paraíso artificial que dan lo sedantes. Claire sufrió algo de lo que no quiere acordarse. Ese negación retorna como un fantasma. Pero no es el fantasma de los psicólogos sino uno auténtico. Es en ese punto donde la película se despega del mundo de Hitchcock para entrar en un terreno más dudoso y no del todo bien explotado.
El suspenso del filme se mantiene desdoblando la personalidad de los personajes. Tanto Pfeiffer como Harrison Ford tienen dos caras. Le queda al espectador descubrir cuál de los dos es el responsable del desequilibrio que los amenaza, y hasta donde se extienden los laberintos de la culpa.
Lo peor de la película es la actuación de Harrison Ford. El ex Indiana Jones no tiene una pizca de gracia en esta ocasión. Todo el encanto que lo llevó a la cima se desvanece en un papel que hace agua por todas partes. Pfeiffer, en cambio, cumple uno de sus mejores roles de los últimos tiempos. Es cierto que tiene todas las chances para lucirse. Según confesó el año pasado la actriz a Escenario, mucho de ese éxito se debe al profesionalismo del director Robert Zemeckis, quien logró que la cámara se enamore de Pfeiffer y que, a la vez sea despiadada e implacable, como lo sería su peor enemiga. Sin embargo Pfeiffer falla cuando pretende ser burdamente erótica, algo que, desafortunadamente para el filme, no da para nada con su estilo de seducción, por más actuación que haya.



Michelle Pfeiffer, Harrison Ford y las culpas irresolutas.
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