No arrancar hasta que los pasajeros estén en sus asientos, arrimarse al cordón para que suban y bajen los usuarios, mantener las puertas cerradas mientras el coche está en movimiento y circular a 40 kilómetros: el reglamento está en vigencia, pero muchos choferes parecen olvidarlo. Las quejas que hacen los rosarinos en la línea telefónica 0800 -puesta por la Municipalidad para reclamar sobre el sistema de transporte- se centran en la pésima frecuencia y el mal trato de los colectiveros. Pero ellos se defienden: "La gente paga por el sistema que tiene, y encima la mayoría viaja gratis. Tenemos que recorrer 40 kilómetros en una hora y media, y si cumplimos con el reglamento no llegamos", replican dos choferes consultados por La Capital.
Daniel Olivera tiene 43 años y pasó casi la mitad de su vida al mando de un colectivo. A pesar de que ama su trabajo, confiesa: "Hay mucha gente que viene dispuesta a pelearse con el colectivero", expresa. Al tiempo que agrega que "esa gente te amarga el trabajo de entrada". El chofer, que siempre manejó la línea 131-132, se excusa diciendo que "las quejas se acumulan con las vueltas y el mal humor también".
Su colega de la línea 107, Claudio Angeli, de 35 años, no asimila los reclamos de los pasajeros con tanta tranquilidad y tiene un fundamento para todos los reclamos. "No somos los buenos de la película, pero tampoco los malos. Más de lo que hacemos no podemos. La empresa nos pide que hagamos una vuelta en determinado tiempo, no podemos hacer milagros", asegura Claudio.
Una vuelta de la línea 107 recorre cerca de 40 kilómetros y el tiempo para completarla es de dos horas; mientras que los choferes del 131-132 tienen que hacer la misma cantidad de kilómetros en una hora y media. El tiempo no alcanza, por eso los colectiveros se excusan: "Si me dieran más tiempo, claro que podría esperar que todos estén sentados antes de arrancar".
No se puede pensar en todo...
Para Claudio, más allá del sistema -al cual califica de "perverso"- está la crisis social y económica: "En nuestra línea estamos bastante bien, pero hay choferes de otras empresas que no cobran hace dos meses. En ese marco no pueden estar pensando en si parás o no cerca de la vereda o si dejaste a alguno a medio subir".
Más allá de los argumentos, lo cierto es que emprender un recorrido en un coche del transporte urbano de pasajeros significa vivir una aventura, que puede provocar como mínimo un dolor de cabeza. Desde balancearse en la agarradera del colectivo en movimiento, hasta sentarse en el último asiento y sentir una temperatura propia del Polo Norte porque el chofer no cierra la puerta: nunca se sabe lo que puede llegar a ocurrir, pero lo más probable es que será un trayecto inolvidable.
El lema de Claudio es "menos trato, mejor chofer". El empleado compara su trabajo con un chofer de larga distancia: "Para la gente ellos son unos caballeros, y es así porque lo único que hacen es cortar el boleto. Cuando pasa algo no se quejan al conductor, sino a la empresa". Daniel explica que "cuando estaban los guardas no había problema porque los pasajeros peleaban con ellos".
"Más no pueden pedir"
Según Daniel y Claudio, "hay choferes que tendrían que estar en un psiquiátrico, como también algunos pasajeros". Mientras que Claudio se toma la situación con más tranquilidad, Daniel se ve más ofuscado: "Viajan por 65 centavos, más no pueden pedir".
Sin embargo, los dos coinciden en que el servicio podría ser mejor si la mayoría abonara el boleto. "Ahora nadie paga: los bomberos, policías, jubilados y discapacitados viajan gratis, mientras que los chicos, muchos que van a escuelas privadas y pagan una cuota altísima, hacen el recorrido a mitad de precio. Encima que no pagan quieren que entremos el coche a la puerta de sus casas", ironizaron.
Con respecto a la línea gratuita 0800 888-4188 -puesta en funcionamiento hace dos semanas para recibir reclamos por el servicio de transporte-, Claudio asegura: "La gente que llama a ese teléfono es la que no tiene nada que hacer. Es la misma que sube al colectivo porque está aburrida". Para el chofer del 107, "un laburante no reclama porque sabe lo que es trabajar hoy en día".