Tres jóvenes procedentes del norte argentino fueron detenidos poco después de llegar a la terminal de ómnibus bajo la sospecha de que trasladaban droga. La presunción no tardaría en comprobarse aunque para el decomiso hizo falta algún tiempo: la llevaban en sus organismos. Entre los tres habían ingerido 230 cápsulas que contenían, cada una de ellas, entre 10 y 12 gramos de cocaína. Esa forma de transportar este tipo de estupefacientes, que implica un alto riesgo de muerte, es cada vez más usualmente detectada en Rosario. Los encargados de pasar la droga, que según fuentes policiales cobran de 300 a 500 pesos por viaje, son sometidos a una especie de adiestramiento especial para poder digerir decenas de cápsulas, de tamaño semejante a una pila chica. Los tres hombres habían ingerido cápsulas con clorhidrato de cocaína por algo más de dos kilos de esa sustancia. Los imputados fueron detenidos durante un procedimiento realizado por la Brigada de Drogas Peligrosas de la policía provincial en Provincias Unidas y Juan José Paso, zona oeste de la ciudad. Las identidades de los detenidos no trascendieron: sólo que dos son oriundos de Tartagal, en Salta, y uno de Pocitos, en Jujuy. Sus edades son 19, 26 y 27 años. Fuentes policiales indicaron que los arrestos se produjeron la tarde del jueves y en plena vía pública. Según trascendió, los imputados habían llegado horas antes procedentes de Salta y al ser detenidos por los policías manifestaron que necesitaban ir al baño. "Tenían que evacuar sustancias estupefacientes que tenían en el estómago", dijo un vocero policial. Una vez que fueron conducidos a la sede de Drogas Peligrosas, en Dorrego al 100, los detenidos comenzaron a eliminar naturalmente las píldoras en cuyo interior había cocaína compactada. Fuentes policiales indicaron que hasta la noche de ayer se habían contabilizado 200 cápsulas "que fueron expulsadas por dos de los imputados". "Pero los estudios de radiología indican que al tercero de ellos le queda en su aparato digestivo más cantidad de cápsulas", planteó el vocero de Drogas Peligrosas. Por la mañana, esas personas habían sido indagadas por el juez federal Carlos Carrillo. El otro detenido no había podido realizar ese trámite debido a que seguía en reposo ya que su organismo seguía expulsando pastillas.
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