Pedro Squillaci
Descontrol. Corridas. Empujones. Vino en cajita. Chicas que lloraban tras ser golpeadas y manoseadas. Diez alumnos detenidos por incidentes, y otros tres demorados por averiguación de antecedentes. Este fue el marco de lo que se vivió ayer en el Día de la Chupina. Más parecidos a barras bravas que a estudiantes secundarios, los protagonistas -un 90 por ciento de escuelas técnicas- invadieron las calles céntricas e hicieron destrozos. El operativo policial recién se dispuso a la tarde, cuando los peores sucesos ya habían ocurrido. "¡El que no salta es comercial!", gritaban cientos de alumnos de distintos establecimientos técnicos en el Patio Cívico del Monumento. Frente a ellos, en la zona del propileo, un grupo más pequeño se identificaba en voz baja como "chicos de la comercial" o de las técnicas que no querían lío. Pero cuando los cánticos no eran suficientes, los más provocadores salían en malón a embestir a los más pacíficos. Las corridas no tenían un fin en sí, pero cargaban el ambiente de agresividad. Las barras eran de varones, y las pocas chicas presentes o se hacían amigas de los más barderos o se exponían a cualquier tipo de situaciones. "A mí me tocaron la cola porque vine con pollerita", dijo con risita nerviosa Verónica, de 13 años, de la escuela privada Ciudad de Rosario. Ella, junto con sus dos amigas, tomaron con naturalidad el incidente. Tanto fue así que decidieron quedarse en el Monumento, y hasta dialogaron como si nada con uno de los chicos agresores. En cambio, mucho más dramáticos fueron los momentos vividos por alumnas de la escuela Jesús de Nazareth. Las chicas, de primer año, iban de visita a un museo prolijamente uniformadas, cuando un grupo las atacó frente a la catedral. "Nos manosearon, nos pegaron y nos dijeron que éramos unas caretas", relató Ludmila, en medio de un ataque de llanto. El hecho ocurrió alrededor de las 11, cuando la policía recién comenzaba a intensificar los operativos. Pese a la gravedad del suceso, sólo demoraron a unos alumnos y los liberaron de inmediato. Aturdidas, las víctimas de esta situación no salían de su asombro. "¿Dónde está la policía, hace desde las 8 de la mañana que estos chicos están haciendo destrozos. Yo nunca vi una cosa así", dijo Laura, de 38 años, una empleada municipal que resultó ser una testigo involuntaria de los acontecimientos. Los desmanes no sólo fueron en el Monumento. Los chicos también poblaron la peatonal Córdoba, y dejaron su huella.
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