Año CXXXIV
 Nº 49.100
Rosario,
viernes  27 de
abril de 2001
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Las víctimas de Chernobyl se niegan a olvidar la tragedia
Marchas y celebraciones religiosas en memoria de la catástrofe nuclear ocurrida hace 15 años en Ucrania

Stefan Voss

Kiev/Minsk. - El horror de la peor catástrofe atómica en la historia del uso civil de la energía nuclear, ocurrida hace 15 años, parece diluirse más allá de Bielorrusia y Ucrania. "Con la desactivación definitiva de la planta nuclear en diciembre pasado, el interés por nuestra situación ha decrecido enormemente", se lamenta la ucraniana Katerina Novak. Esta mujer dirige en Kiev la fundación humanitaria "Ayuda para los niños de Chernobyl".
Según datos oficiales, sólo en Ucrania unos tres millones de personas padecen problemas de salud como consecuencia de la explosión del reactor, ocurrida el 26 de abril de 1986. En Ucrania, Bielorrusia y Rusia se realizaron marchas y celebraciones religiosas en memoria de la catástrofe. El presidente ucraniano, Leonid Kuchma, puso una corona de flores en el lugar de la desgracia. Por su parte, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, visitó a víctimas de la radiación en el lugar más castigado de la región, Gomel, en la frontera con Ucrania.
La explosión fue causada por problemas de control y falta de seguridad. En aquel momento, las autoridades soviéticas callaron la magnitud de la catástrofe. Incluso en la lejana Alemania, a poco menos de 2000 kilómetros de distancia, los medidores de radiación dieron la alarma, a los niños se les impidió salir a jugar y se tuvo que destruir la verdura fresca.
La horrendas imágenes del reactor nuclear y de los soldados que, sin protección, debían arreglar el orificio por donde emanaba la radiación quedarán grabadas durante años en la memoria de personas de todo el mundo.
Las estimaciones sobre el número de víctimas mortales por radiactividad difieren mucho unas de otras. En Ucrania, las familias de las 15.000 víctimas mortales reciben un subsidio del gobierno. Las estadísticas muestran que de cada 1.000 decesos ocurridos en Ucrania, 17 aproximadamente corresponden a víctimas de Chernobyl; hace dos años eran 27.
En Occidente se desplegó una gran ayuda para las víctimas rusas, bielorrusas y ucranianas de la tragedia nuclear. Organizaciones privadas de ayuda a Chernobyl hicieron llegar a través de las fronteras ambulancias usadas, alimentos, cunas, frazadas gruesas y sillas de ruedas. "Estaremos eternamente agradecidos por esa ayuda", señala Katerina Novak. No obstante, hace varios meses, los voluntarios notan un interés cada vez menor en los padecimientos provocados por Chernobyl. Guennadi Grushevoi, director de la fundación bielorrusa "A los niños de Chernobyl", con base en Minsk, se queja de que el mundo olvidó tras el cierre de la central "que hace 15 años ocurrió una de las peores catástrofes del siglo XX".

La ayuda en el bolsillo
Los rumores sobre corrupción en la distribución de los bienes en el lado ucraniano y bielorruso espantaron a los donantes. Como consecuencia de la presión ejercida por la comunidad internacional, el gobierno de Ucrania apagó el 15 de diciembre de 2000 el último reactor nuclear activo en Chernobyl, con lo que se terminó el peligro de una nueva catástrofe. El reactor averiado ha seguido produciendo radiación hasta el día de hoy. Aún falta un listado detallado de los daños y los padecimientos de la población como consecuencia de la explosión, pero incluso la información de los casos particulares es atroz. En Bielorrusia cada vez más niños enferman de leucemia y de cáncer de tiroides.
Ya hace años, el profesor de biotecnología Wjatscheslaw Konowalow había advertido acerca de importantes daños genéticos como consecuencia de las radiaciones. Konowalow adjunta plantas y animales con mutaciones genéticas en las regiones afectadas por la radiactividad. "Mis investigaciones en ratones y cerdos muestran que los cambios se notan recién después de varias generaciones", aclaró Konowalow en Kiev. Según el científico, las personas afectadas por el accidente de Chernobyl son "bombas de relojería genéticas en funcionamiento".



Emotivo recordatorio frente a la tumba de una de las víctimas del desastre nuclear.
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