Manila. - Unos 50.000 simpatizantes del depuesto líder filipino Joseph Estrada, molestos por su encarcelamiento, marcharon anoche (hora local) para exigir que el ex mandatario sea liberado y designado en la presidencia nuevamente. Motivada por un comunicado emitido por Estrada desde su celda, la multitud pacífica pero ruidosa mostró carteles de apoyo al ex líder y exigió la renuncia de su sucesora. La manifestación constituyó un reflejo de las protestas realizadas por cientos de miles de personas que demandaron la renuncia de Estrada el 20 de enero, luego de un escándalo de supuesta corrupción en su gobierno. La sede de las protestas fue la misma, el monumento a la revolución "del poder del pueblo" que derrocó al ex dictador Ferdinand Marcos en 1986. El miércoles, Estrada se convirtió en el primer ex presidente filipino encarcelado por supuestos casos de corrupción. La duda se centra sobre la reacción que esto generará entre los pobres, su núcleo de apoyo, y sobre cuánta simpatía podría ganar. La policía disolvió sin conflictos a miles de manifestantes que habían formado durante tres días una fila alrededor de la casa del ex mandatario, justo antes de cumplir la orden de arresto contra Estrada. El gobierno confió en que las protestas se disiparan rápidamente. No obstante, el portavoz de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo expresó temor a posibles actos de vandalismo. Los abogados de Estrada tratan de sacarlo de la cárcel en Camp Crame, cuartel de la policía nacional, y de ponerlo bajo arresto domiciliario. La policía informó que el número de inconformes creció de 25.000 a 50.000 en un par de horas.
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