El fiscal Carlos Stornelli metió la mano en un gigantesco hormiguero político. El justicialismo, casi sin distinción de nombres ni corrientes internas, se pintó la cara en defensa de Carlos Menem y el mismísimo jefe del Estado, Fernando de la Rúa, hizo declaraciones dominadas por la ambigüedad. La gran diferencia la marcó su hermano Jorge, ministro de Justicia, quien adoptó la elogiable estrategia de no inmiscuirse en la escabrosa cuestión. Mientras Stornelli parece vivir en un estado de pasmosa orfandad, casi todos olvidan que fue la Cámara Federal la que ordenó investigar a las más altas autoridades "del gobierno anterior".
"Si Menem va preso, cae Cavallo. Y si cae Cavallo, se cae el gobierno", es la pragmática explicación que baja desde las cercanías del poder. La cuestión es tan grave que el superministro postergó un trascendente viaje a Roma (debía participar de una conferencia pontificia sobre Economía), temeroso de una posible citación judicial.
La eventual fotografía de Menem subiendo las escalinatas de los Tribunales de Comodoro Py abroqueló voluntades impensadas en el justicialismo: Ruckauf, Reutemann y De la Sota no dudaron en quitarle espesor a la petición del fiscal, olvidándose de las diferencias internas y desoyendo la opinión de la gente que saturó las líneas telefónicas de las radios avalando a Stornelli.
La salida del laberinto
Desde el peronismo antimenemista se pidió anoche que la prensa no hiciera una lectura equivocada de la situación. Usinas ruckaufistas despejaron la idea de un bloqueo legislativo y aseguraron que la reunión de hoy en el Congreso nacional será la manifestación de máxima en apoyo al ex presidente. El encargado de redactar el texto que se leerá en el Salón Azul será el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, quien apuntará a lograr un pacto de gobernabilidad entre el gobierno y el principal partido de la oposición.
El férreo apoyo logró mejorar por unas horas el estado de ánimo de Menem, quien barruntó en las últimas horas que su continuidad en los primeros planos de la política pendía de un hilo demasiado sensible. "Lo que vamos a hacer mañana (por hoy en el Salón Azul del Congreso) es una especie de duelo político. Ahora Menem deberá decir de una vez por todas que el caso de la venta de armas a Croacia fue una decisión política", apuntaron anoche a La Capital los adversarios internos del riojano, quienes no se explican por qué el ex mandatario se niega a adoptar esa estrategia.