Año CXXXIV
 Nº 49.098
Rosario,
miércoles  25 de
abril de 2001
Min 6º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Lleva 34 años al frente de los mercantiles y se aseguró el cargo hasta el 2005
Ghioldi ganó otra elección y se eterniza como sindicalista
Asegura que nunca robó. No se siente un burócrata y no piensa en el retiro

Catorce presidentes civiles y militares pasaron por el sillón de Rivadavia desde 1967. Otros tantos hombres ocuparon la Casa Gris desde entonces y no fueron menos los que llegaron a conducir los destinos del Palacio de los Leones. Pero mientras sucedían todos esos cambios en los últimos 34 años la Asociación de Empleados de Comercio de Rosario tuvo el mismo secretario general: Rubén Ghioldi, quien la semana pasada volvió a ganar las elecciones y seguirá al frente del gremio hasta el 2005. "Hace unos años, cuando dije que me iba a retirar, vino la masa de afiliados a pedirme que me quedara", aseguró Ghioldi, quien además dijo que no se siente un burócrata sindical.
Ghioldi se hizo cargo del gremio de los mercantiles el 13 de julio de 1967. Desde entonces nunca abandonó el sillón del sindicato ubicado en Corrientes 450. Fue el sucesor de Victorino Rodríguez, un legendario gremialista opositor al peronismo que hasta fue encarcelado durante el apogeo del justicialismo en las décadas del 40 y 50.
Si bien en algunas elecciones se formaron listas opositoras para tratar de desplazar a Ghioldi, los intentos fracasaron. En los últimos comicios de la semana pasada, el gremialista no tuvo en frente ni siquiera a un minúsculo grupo que se le resistiera.
Esta misma situación se repitió durante la última década. "Tanto ahora como en las elecciones anteriores, la gente del gremio me pidió que siguiera adelante" afirmó, antes de remarcar: "Hace unos años, cuando dije que iba a retirarme, la masa de afiliados vino a verme para pedirme que continuara".
Si bien reconoció que muchos sindicalistas se atornillan a la silla cuando llegan al poder en un gremio, aseguró que ese no es su caso. No obstante, hace 34 años que no abandona la conducción de su sindicato. Dijo que no se siente un "burócrata sindical" y explicó su eternización en el cargo: "La gente me pidió que me presentara en estas elecciones, porque sienten que defiendo sus intereses y que trabajo para los afiliados".
De los 25 mil agremiados que tiene el sector mercantil en Rosario, sólo unos 5.200 participaron de la elección para apoyar al único sector que se presentó: la oficialista lista Blanca. "Es un número interesante de votantes, teniendo en cuenta que no había oposición y en esos casos la gente ni se molesta en ir a votar", consideró.
Con 78 años, y a punto de cumplir los 79 el próximo 19 de junio, Ghioldi acaba de iniciar un nuevo mandato hasta el 2005. "No me quiero retirar. Me gusta lo que hago y mientras esté en condiciones pienso seguir adelante", afirmó en forma contundente. Si bien por la edad debería estar jubilado, aún no pertenece a ese sector. No sólo está al frente de la Asociación Empleados de Comercio de Rosario, sino que además ocupa un cargo en el gremio a nivel nacional.
Ghioldi es consciente de que el sindicalismo argentino tiene su prestigio bajo tierra, pero así y todo se enorgullece de su actividad. "No me avergüenza decir que soy sindicalista", expresó.
"No cobro sueldo por mi cargo en el gremio de Rosario y percibo 1.500 pesos de bolsillo por mi función a nivel nacional", reveló, antes de acotar: "Al gremio no lo uso para beneficio personal, como trampolín político o para brindar apoyo a un partido, sino que trabajo para conseguir mejoras para los afiliados", y desafió: "Pregúntele a los trabajadores y a los jubilados si no me cree".
Trascartón trató de evitar referirse a su par a nivel nacional, Armando Cavalieri, pero admitió que ellos son "tan distintos como el agua y el aceite". Se identificó con "los grandes sindicalistas de antes como Roberto Marrone, José Grunfeld y Jacinto Odone". Pero puso una distancia abismal con otros dirigentes de la actualidad.
-¿Qué siente cuando escucha decir a un gremialista como Luis Barrionuevo que "hay que dejar de robar por dos años"?
-Me da asco. No creo que el sindicalista tenga que robar. El gremialista tiene una función específica, no como Barrionuevo, que utiliza a la gente que trabaja para tener una vida fastuosa.
Inmediatamente detalló: "Lo único que tengo es la casa donde vivo y la organización sindical que para mí es lo primero", y dijo que el desprestigio que hoy tienen los dirigentes gremiales a él no le llega: "No robo, y trabajo para defender a los afiliados, porque esa es mi función".


Diario La Capital todos los derechos reservados