| | cartas Noches ruidosas
| Luego de varias cartas sobre los ruidos molestos que ocasiona el bar sito en Tucumán 1815, y de la contestación de su propietario, creo que este hombre no se enteró de que lo que nos molesta es el ruido y no lo ha reparado. Continúa la música a todo lo que da hasta altas horas de la madrugada, acompañada por gritos, aplausos y cánticos a grito pelado de sus clientes, que se sigue escuchando en los dormitorios de mis hijos como si estuvieran en el bar. En conclusión, la congoja del propietario manifestada en la carta era fingida y sus promesas incumplidas. A esto se agrega lo que leí en La Capital, donde bajo el título "Música en libertad", Rafael Iglesia nos pide a los rosarinos que tengamos la paciencia de aguantarnos los ruidos molestos, hasta que se eduquen los energúmenos y energúmenas que pululan la noche de nuestra ciudad. Mientras tanto, que no los tratemos como bueyes picaneados por un aparatito que corta la música cuando ésta excede cierto volumen; entonces el panorama está completo. Con ese criterio los bolicheros se sustentan sin importarles los oídos, los nervios y el insomnio del resto de los ciudadanos y de sus familias. Eso sí, a sus propias familias las mantienen, como el tero, muy lejos del ruido que ellos mismos hacen. Alberto Rolle
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|