Casilda. - Un grupo de vecinos de barrio Alberdi denunció que un tinglado destinado al almacenamiento de cereal en Vicente López, Lavardén y Washington "perturba la calidad de vida y afecta la salud de la población", razón por cual instó a la Municipalidad a tomar medidas al respecto. Sin embargo el propio gobierno casildense habría permitido el almacenaje de granos en esa zona urbanizada, a contrapelo de lo que establecen las normativas vigentes.
El Concejo trataba anoche al cierre de esta edición -en una sesión realizada en la vecinal Alberdi- un proyecto impulsado por el edil Roberto Meli para que el Ejecutivo intime y exija a la empresa Agricultores Federados Argentinos a desmantelar esas instalaciones. El reclamo se fundamenta a través de una ordenanza sancionada el 24 de febrero de 1965 por medio de la cual "se prohíbe expresamente dentro del radio urbano la construcción de galpones, tinglados, silos o elevadores destinados al almacenamiento de granos".
El tinglado en cuestión está instalado en un predio donde funciona la planta Nº 12 de Agricultores Federados Argentinos y en su interior contiene una celda para almacenar cereal. La empresa utilizó ese espacio para guardar vehículos hasta que meses atrás debió prepararlo para acopiar granos provenientes de la actual cosecha.
Según el gerente de la firma, Jorge Delmonte, "la empresa cuenta con permiso municipal" para este tipo de tareas. De ser así, la decisión no se corresponde con el artículo segundo de la ordenanza Nº 14 que establece la caducidad de las autorizaciones municipales para almacenar granos dentro de la planta urbana.
Quejas de vecinos
Los vecinos se quejan por la proliferación de roedores, así como del polvillo generado por el movimiento de cereal y los productos químicos que utiliza la empresa para fumigar las malezas que crecen en inmediaciones de la planta cerealera. En los últimos meses se registraron varios personas sufrieron reacciones alérgicas, fundamentalmente niños, y la preocupación en el vecindario por la falta de seguridad sanitaria es cada vez mayor.
"Así no se puede vivir. Estamos cansados de soportar el polvillo, los lauchas y los matayuyos", dijo un vecino de calle Lavardén que sufre problemas de salud desde que se intoxicó con agroquímicos cuando años atrás trabajaba campo.
El hombre también aseguró haber atrapado con tramperas que puso dentro de su casa "unos cuarenta roedores en pocos días" y reclamó a las autoridades "que hagan algo para proteger la salud de los vecinos".
Por su parte el dueño de un almacén ubicado sobre Washington, a pocos metros de la planta cerealera, aseguró que puso ocho gatos en el patio para combatir a las ratas y evitar que entren al negocio.
Si bien el predio en cuestión está emplazado cerca de las vías del ferrocarril donde funcionan otras plantas de silos, es una zona en la que viven varias familias y "hay muchos chicos", aseguró una mujer que dijo tener miedo por las enfermedades que pueden causar los roedores.