La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Tiene funciones muy importantes: protección contra infecciones; previene la pérdida de líquidos orgánicos; controla la temperatura corporal por medio de las glándulas sudoríparas; funciona como órgano excretorio y como órgano sensorial (tacto, dolor, calor frío) y síntesis de vitamina D.
El tejido epitelial consta de dos capas: la epidermis (superficial) y la dermis (profunda) que ayuda a la epidermis a mantenerse en buenas condiciones de regenerarse.
Es el tejido más afectado por las quemaduras por ser la cubierta cutánea la que primero recibe la agresión térmica. La profundidad de la agresión puede llegar a provocar alteraciones de intensidad variable en las estructuras subyacentes (músculos, tendones, nervios, huesos).
Cuando una quemadura es superficial sólo destruye las capas epidérmicas pudiendo regenerarse en dos semanas. Si la lesión es profunda, la destrucción es total, no hay posibilidades de recuperación espontánea, y la única solución es el injerto.
Los pacientes con quemaduras extensas que comprometen el espesor completo de la piel tiene una mortalidad significativamente mayor en comparación con los pacientes cuyas heridas son menos graves. La mortalidad aumenta de manera sostenida cuando mayor sea la lesión y la edad del paciente. Esto sucede por la presencia de heridas abiertas durante un período prolongado.
Cuando la superficie supera el 50% en un adulto de 40 o 50 años, el pronóstico es sombrío si no se cuentan con medios terapéuticos adecuados.
Asistencia permanente
"El tratamiento de las quemaduras ha sido siempre objeto de máxima preocupación no sólo por la alta mortalidad como consecuencia de las mismas, sino por los trastornos y graves secuelas a que dan lugar y que alteran por completo el futuro, llegando en muchos casos a ser causa de suicidios por las deformaciones a que dan lugar", dijo a La Capital el doctor Osvaldo Freddi, director del Centro de Quemados del Sanatorio Plaza.
Uno de los problemas más serios que presenta la persona afectada lo constituye no sólo la extensión anatómica de la lesión, sino las infecciones que pueden producirse en las superficies que han perdido la piel como protección, ya que las quemaduras constituyen un campo propicio para el cultivo y el desarrollo de bacterias.
Cuidados especiales
"Todo paciente de estas características requiere atención cuidadosa, experta y responsable. La facilidad con que estos pacientes sufren complicaciones que pueden conducirlos a la muerte o invalidez. En este sentido los quemados difieren de la mayoría de las demás infecciones quirúrgicas, cuya vigilancia y tratamiento no necesita de un cuidado tan sostenido", agrega el profesional quien además organiza campañas en prevención de accidentes en el hogar y laborales.
Frente a un accidente que implique quemaduras, el especialista recomendó concurrir a un centro especializado, "donde recibirán tratamiento para calmar el dolor, prevenir las infecciones y una cobertura cutánea precoz. Esto permitirá acortar los días de internación y disminuir las secuelas que obligan luego a prolongados y costosos tratamientos reparadores", subrayó Freddi.
"El tratamiento de quemados agudos requiere de un equipo multidisciplinario, cada uno con cualidades especiales y áreas específicas de cuidado, integrado por kinesiólogos, terapistas ocupacionales, psicólogos, dietistas, bacteriólogos y patólogos", remarcó el especialista.