Año CXXXIV
 Nº 49.098
Rosario,
miércoles  25 de
abril de 2001
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Intentan rescatar a un médico enfermo en pleno Polo Sur
Se trata de un estadounidense. Un avión a hélice partió desde una base neocelandesa

Un avión a hélice con esquíes como tren de aterrizaje partió ayer desde la Antártida al Polo Sur en un riesgoso viaje de 10 horas para rescatar a un médico norteamericano enfermo. El despegue se produjo después que la Fuerza Aérea neocelandesa rescató desde la Antártida a otros 11 estadounidenses.
"Partieron", dijo Valerie Carroll, portavoz de Raytheon Polar Services, la organización a cargo de la operación, confirmando el despegue del avión Twin Otter a las 14 GMT) desde la base antártica Rothera. El despegue se produjo después de dos días consecutivos de postergaciones causadas por la mala visibilidad por la nevisca y el fuerte viento.
El propósito es retirar el médico estadounidense Ronald Shemenski, miembro de un equipo de investigadores que trabaja en la base polar Admundsen Scott. Carroll dijo que el cielo más despejado de ayer y el mejoramiento de las condiciones en el polo permitieron el despegue. Explicó que el avión alcanzará el punto de "retorno seguro" a las 20.30 ((GMT). En ese momento, los pilotos podrán decidir si las condiciones del tiempo permiten continuar.

Vuelos riesgosos
Shemenski, el único médico entre los 50 científicos en la estación polar, sufrió una pancreatitis y necesita tratamiento médico que no está disponible en la remota instalación científica.\Dos aviones Twin Otter vinieron desde Canadá. Primero aterrizaron en esa ciudad, la más austral de Chile, y el sábado siguieron hasta Rothera. Normalmente, los vuelos al Polo Sur sólo se realizan cada año entre noviembre y fines de febrero debido a las gélidas temperaturas y la ausencia casi permanente de luz el resto del tiempo. Pero se decidió intentar recoger a Shemenski, de 59 años, por temor a que su salud empeore en los próximos meses cuando volar hasta allí sería virtualmente imposible. Ayer, las temperaturas en la zona bordeaban los 60 grados bajo cero, en medio de vientos helados y una visibilidad de ocho kilómetros.


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