Los funcionarios designados para conducir la intervención a la Jefatura de Unidad Regional II son policías que conocen bien la jurisdicción en la que les tocará trabajar. El interventor es el comisario general Ricardo Milicic, un hombre formado en comisarías rosarinas y que recorrió casi todas las áreas de Jefatura. El subinterventor, el comisario inspector Víctor Sarnaglia, es el responsable del único cuerpo de elite de la policía santafesina: las Tropas de Operaciones Especiales (TOE).
Milicic es un hombre de pocas palabras, al que muchos policías locales le adjudican aptitud para el mando y gran conocimiento de la calle. El Sapo, como lo conocen, fue jefe de distintas seccionales y llegó a ser el número dos de la policía de Rosario en un período de la gestión de Oscar Partal, durante 1999. En Jefatura fue titular de las agrupaciones de Orden Público y de Unidades Especiales.
De la Subjefatura de Rosario saltó a la titularidad de la Unidad Regional VI, con asiento en Villa Constitución, adonde trasladó a gente de su confianza. Entre ellos estaba Edgardo Arana, oficial que hoy regresa a Rosario al cargo de Unidades Especiales nuevamente apadrinado por Milicic.
Más tarde, de Villa Constitución Milicic fue asignado a la Jefatura de Unidad Regional VIII, con sede en Melincué. Allí tuvo que supervisar dos casos de notable resonancia pública. Uno fue un episodio de toma de rehenes de un micro en la localidad de Santa Isabel, que tuvo una fallida mediación del juez penal venadense Hugo Perassi, quien fue tomado cautivo y terminó baleado. El otro hecho fue mucho más mediático aún: la instrucción policial de la muerte de Natalia Fraticelli. Milicic impuso un silencio infranqueable en torno al caso y no hubo periodista ni allegado que le arrancara una insinuación sobre lo ocurrido. Cuando José Storani fue promovido a jefe de la policía santafesina, el Sapo quedó como su segundo.
El mayor orgullo de Víctor Sarnaglia es haber contribuido a la conformación de las TOE. Fue recientemente promovido a comisario inspector y por tanto su situación encierra una singularidad: como subinterventor de la policía de Rosario estará en una situación jerárquica superior a muchos oficiales que lo superan en antigüedad y a nivel escalafonario.
Sarnaglia intervino para acercar a Rosario a peritos del Federal Bureau of Investigation de los Estados Unidos (FBI) para contribuir a la investigación de la tragedia de Fighiera, un atentado en el que murieron 13 pasajeros de un micro en un parador. Tiene vínculos sólidos con cuerpos profesionalizados de policías de países desarrollados.
Fue el primer extranjero en ser convocado por el FBI para dictar clases en su academia de Cuantico, en Virginia, en el marco de una disertación ante policías de 18 países. El tema para el que fue invitado es el combate al crimen organizado en el marco de la globalización.
La presencia de un hombre de las TOE, ayer, en la sede de la policía ordinaria fue observada con algunas caras hostiles. Se sabe que las relaciones entre los hombres de Jefatura con los de la tropa ubicada en Rouillón y Pasco no son de estrecha amistad. El ingreso de Sarnaglia investido del poder para enderezar la imagen devaluada de la fuerza rosarina fue una sorpresa para oficiales poco gustosos de oír en qué andan sus colegas de las TOE que, ahora, deberán acatar sus órdenes.
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La Ciudad
