Año CXXXIV
 Nº 49.095
Rosario,
domingo  22 de
abril de 2001
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Poderosos senadores de Brasil, en jaque y rumbo al desafuero
La denuncia de una ex funcionaria sobre la violación del voto electrónico en la cámara destapó el escándalo

Río de Janeiro. - Debía ser un secreto a guardar "aun bajo tortura", pero Regina Celia Borges (ex directora del servicio de procesamiento de datos del Senado) concluyó que sería descubierto de todos modos y decidió revelarlo en su integridad: el voto de los senadores, considerado un seguro en sistemas electrónicos, podía ser quebrantado. De hecho, diez meses atrás lo había sido y esa era la razón por la que el jueves estaba ante una comisión del Senado. Sus cinco horas de deposición colocaron bajo la guillotina el mandato de dos senadores poderosos y en el camino azuzaron a quienes procuran una investigación amplia de supuestos hechos de corrupción y estremecieron los mercados.
Los senadores Antonio Carlos Magalhaes, del Partido Frente Liberal (PFL), y José Roberto Arruda, del Partido Socialdemócrata Brasileiro (PSDB) comparecerán la semana entrante ante el Comité de Etica del Senado. De allí podría partir una decisión que los despojaría del mandato, por haber mancillado el "decoro parlamentario", independientemente de otras penalidades. Regina Celia Borges, que durante años había dirigido el centro de computación que registra las votaciones en el Senado, dijo que Arruda le ordenó, citando instrucciones de Magalhaes, entonces presidente del Senado, copiar los votos de una sesión del 28 de junio pasado. Ese día se decidía la suerte de un senador que fue expulsado del Senado, sospechoso de malversar fondos públicos.
Una medida tan extrema no es fácil. La oposición, que con gusto sancionaría a los dos senadores, no tiene la mayoría para hacerlo. Además, los dos son estrellas de primera magnitud en el firmamento político brasileño. Magalhaes es líder indiscutido en el noreste brasileño, con centro de influencia en el estado de Bahía. Arruda era portavoz de su partido en el Senado y, por tanto, con relaciones estrechas con el presidente Fernando Henrique Cardoso. El desafuero de ambos o cualquiera de los dos tendría consecuencias aún imprevisibles, incluso en los mercados.
Un costo aún no cuantificado es la parálisis del Senado, que no ha aprobado ninguna ley importante en los últimos tres meses, a raíz de las discordias entre los partidos de la coalición oficial. El presidente del Senado, Jader Barbalho, del Partido del Movimiento Democrático Brasileiro (PMDB), es enemigo jurado de Magalhaes y enfrenta acusaciones de haberse beneficiado con fondos que estaban destinados a un ente gubernamental para el desarrollo amazónico.
El fraude habría llegado a más de 800 millones de dólares y los líderes de la oposición insisten en formar una comisión investigadora de denuncias de corrupción. Estaban cerca de conseguir los votos para instalarla cuando sobrevino la declaración de la funcionaria. Ahora dicen que hay más motivos para formarla. Aunque la funcionaría impresionó a quienes la escucharon y la interrogaron, aún había preguntas sin respuesta.
Arruda ha negado la acusación y para defenderse renunció a su posición de líder oficial. Magalhaes, en declaraciones publicadas ayer, dijo que presentará su versión al Senado. "El senado no me abandonará", declaró. La madeja empezó a desenrrollarse a principios de año, cuando un fiscal de la República divulgó una supuesta conversación con Magalhaes, en la que el senador aparentemente decía que tenía una lista de quienes estuvieron a favor o contra en la votación que provocó el entripado. Se encomendó entonces a una universidad determinar si eso era posible. Los técnicos fallaron: Era posible. La funcionaria dijo que a partir de ese momento había comenzado a buscar a Magalhaes y a Arruda para saber qué hacer. Arruda le habría dicho: "Esto tiene que mantenerse en secreto, aun a costa de tortura".



El socialdemócrata José Roberto Arruda negó los cargos.
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