Año CXXXIV
 Nº 49.095
Rosario,
domingo  22 de
abril de 2001
Min 8º
Máx 22º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Quién conoce los secretos de Cavallo
Si el ministro va a al desastre o a la gloria sólo se puede intuir. Es hora de mostrar las cartas

Antonio I. Margarit

Ponerse a analizar de manera convencional qué se propone hacer el superministro de economía con el plan de competitividad es tarea imposible porque ni la almohada conoce sus secretos. No hay más remedio que recurrir a un método no convencional basado en la intuición, definida por el filósofo francés Henri Bergson como el "conocimiento por simpatía". La intuición no es adivinanza ni presentimiento sino una aptitud innata de la inteligencia por la que podemos percibir inmediatamente la naturaleza de un fenómeno sin recurrir al razonamiento. En el caso del plan Cavallo, con la intuición podemos penetrar más allá de sus manifestaciones externas y llegar a su intimidad. Se trata en primer término de saber si somos capaces de conocer hacia adónde quiere ir el superministro y en segundo lugar cuál es la razón de esas intenciones.
Desde este punto de vista son posibles dos posiciones: una negativa y otra afirmativa. La primera se llama "escepticismo" y pone en duda la posibilidad de conocer si los fines perseguidos por el plan de competitividad son tales como los anunció Cavallo o una mera cortina de humo. La segunda posición se denomina "dogmatismo" y rechaza terminantemente cualquier duda o crítica porque confía plenamente en las intenciones y los métodos de Domingo Cavallo creyendo que conseguirá sacarnos de la depresión en que estamos sumergidos.

Divisoria de aguas
Los "escépticos" dirán que Cavallo desarrolla un juego dialéctico en el sentido de que hace como el tero que pega el grito en un lado y pone el huevo en otro sitio. Con anuncios espectaculares desvía la atención sobre ciertas cosas para distraernos con otras. Si el plan le sale bien, indudablemente el mérito será todo suyo, pero si fracasa, la responsabilidad será atribuida a un gobierno inerte que parece integrado por estacas comparados con la vorágine que Cavallo representa. Con estos argumentos, los escépticos no dejan de tener una parte de razón. Bastaría imaginar con cuánta celeridad se solucionaría el gravísimo problema de la delincuencia desatada en las calles o el no menos grave tema de la excesiva condescendencia con que ciertos jueces brindan garantías a los asesinos y retacean la misma atención hacia las víctimas inocentes, si pudiésemos clonar a Domingo Cavallo y nombrarlo simultáneamente: jefe de gabinete, ministro de interior, de justicia, de educación, de salud pública, defensa y de seguridad social.
Veamos ahora las ideas de una actitud afirmativa. Los admiradores de Cavallo, no son "escépticos" sino "dogmáticos" y no necesitan ninguna justificación para adherir a su programa porque ellos no se basan en la razón sino en la fe en Cavallo. Como él no explica las razones, ni los fines, ni los medios de su plan entonces no queda más opción que confiar y creer a pie juntillas que nos llevará a buen puerto.
De manera que hay dos grandes visiones sobre los acontecimientos económicos y el papel que desempeña nuestro superministro: "escepticismo" o "dogmatismo". Por encima de ambos, existe un instrumento que permite seleccionar y distinguir lo bueno y verdadero de lo que no lo es. Dicho en otros términos, hay una línea divisoria de las aguas para saber si el plan de Cavallo nos sacará del pozo o nos hundirá totalmente. Consiste en observar si el superministro se propone rescatar a la sociedad civil poniendo límites a la clase política o si por el contrario Cavallo, inflamado de ambición por el poder, se convierte en líder de la clase política para preservar el irritante nivel de vida que usufructúan a expensas de la sociedad civil.

Visión escéptica
Quien ve las cosas de una manera negativa advierte que Cavallo lanzó el denominado plan de competitividad adoptando medidas contradictorias. El impuesto a los cheques es más recesivo que la reforma impositiva de Machinea. En su discurso inicial, Cavallo prometió que iba a ser tomado a cuenta del IVA y Ganancias y serviría para derogar el complicado sistema de retenciones y percepciones, sin embargo esa promesa quedó en agua de borrajas. Nuestro superministro se lanzó a una tarea de expolio, apropiándose de cuanta disponibilidad de dinero existiese en las entidades financieras. Colocó letras de tesorería a troche y moche, absorbió parte del encaje bancario mediante bonos, emitió títulos-pagarés para anticipar el cobro de impuestos, en dos oportunidades afectó la integridad de las reservas en divisas y extrajo fondos de las AFJP mediante un fideicomiso. No contento con ello ideó el reemplazo de la paridad fija por una paridad flotante con el euro y el dólar.
A las pocas horas emitió un decreto de necesidad modificando la carta orgánica del Banco Central para disminuir al 14% el encaje de liquidez con que se hace frente a las corridas bancarias. De este modo libera fondos que podrían ser captados por el gobierno para sus gastos. En el proyecto de modificación de la convertibilidad, Cavallo pretendió reintroducir la perniciosa práctica de las indexaciones y los ajustes monetarios, mecanismos éstos que preanuncian el regreso de la inflación. Todas estas medidas, tomadas a gran velocidad, se disimulan con la guirnalda de la competitividad pero realmente constituyen un método perverso de perforar el muro de la convertibilidad. Cuando terminen de horadarlo, habremos descubierto que hemos salido de ella sin derogarla, porque al muro infranqueable se le habrán abierto tantos agujeros que al final no quedan restos del mismo. Para quienes comparten esta visión negativa, la intención oculta de Cavallo, es decir el objetivo que persigue no sería otro que cumplir un pacto con la clase política. Le aseguraron el apoyo para su candidatura presidencial siempre que mantenga el actual nivel del gasto público en 98.000 millones de dólares. Por eso Cavallo necesitaría financiarlo mediante el retorno del emisionismo y las políticas monetarias activas que no podrían utilizarse mientras dure la paridad fija entre el dólar y el peso.

Visión dogmática
Por la otra parte, aquellos que sienten admiración por Cavallo y confían en su honestidad intelectual, observan estupefactos que es el único político que tiene brillantes ideas prácticas, conoce cómo se hacen las cosas, concibe iniciativas ingeniosas, decide llevarlas a cabo y arremete contra los obstáculos que puedan cerrarle el camino.
Esos seguidores dogmáticos creen que Cavallo sabe anticiparse a los acontecimientos y que ahora tiene una premonición. Cuando a principios del próximo año comience a circular el euro, la moneda europea se revalorizará en relación con el dólar y EEUU entrará en un período recesivo. El excesivo endeudamiento de los norteamericanos no podrá sostenerse con renovaciones bancarias, las exportaciones yanquis disminuirán y los japoneses, que son sus mayores acreedores financieros comenzarán a repatriar gran parte de los 330.000 millones invertidos en bonos del tesoro americano. Al mismo tiempo, el euro ya circulante desplazará al dólar como moneda de reserva en los bancos centrales.
Entonces Cavallo se anticipa a la conjunción de estos acontecimientos liquidando la mitad de sus reservas en dólares y cambiándolas por títulos de gobiernos europeos. Pero, les exigirá varias cosas como contraprestación: mayores inversiones de riesgo, reprogramación de la deuda y financiamiento de una formidable reforma del Estado para eliminar de una vez por todas el déficit secular del sector público. Para ello cuenta con el apoyo de Donald Hunn, que fue durante diez años jefe del sector público de Nueva Zelanda, desde donde encaró una reforma administrativa considerada ejemplar. Si Cavallo consigue reducir el gasto político nacional en 10.000 millones, al mismo tiempo el de las provincias en 4.000 millones y el de las municipalidades en 1.000 millones, la Argentina habrá salvado su honor, dejará de endeudarse y comenzará a retomar vigorosamente la senda de progreso.
Y aquí terminamos con el pensamiento intuitivo, pero sin responder a esta pregunta ¿cuál de las dos visiones predominará? No lo sabemos porque el futuro no puede ser adivinado por los seres humanos: sólo está reservado al Señor. Pero sí sabemos que no nos queda mucho tiempo, hay que mostrar las cartas y todos debemos ayudar, ponernos de pie, levantar la mirada al cielo, comenzar a caminar con dignidad y sepultar esa lacra de corrupción, pornografía, impunidad, irrespetuosidad y politiquería que nos mantuvo amarrados a la decadencia moral del afrentoso "reality show" que hemos aguantado en los últimos años. ¡Dios así lo quiera!


Diario La Capital todos los derechos reservados